Dicen que una imagen vale más que mil palabras, así que me toca ser breve, ya que imágenes tendremos muchas recogidas por el pragmatismo y sensibilidad de Justo y Encarnita. Estrenamos camisetas de color verde con una pisada de bota fuerte y segura impresa en la espalda, gentileza de Javier para el joven grupo de senderistas andakanos.
Fue en el puente del Pilar en Segura de la Sierra, nos alojamos en los apartamentos “Sierra de Segura” asomados a esta.
El sábado 10 nos fuimos al bosque de las Acebeas que nos llevo hasta la cima de Navalperal 1620 ms, por un camino ascendente entre pinos y acebos adornados ya con sus bolitas rojas. En la cumbre la casa de vigilancia rodeada por un mirador de 360º desde donde pudimos contemplar los picos más destacados, los valles y los pueblos de la zona. Para comer y descansar buscamos la sombra de unos pinos cerca de la cima, y antes de regresar a Segura de la Sierra, nos dirigimos a La Toba para contemplar el hermoso embalse de Anchuricas con sus aguas esmeraldas y su entorno de pinos verdes y chopos dorados.
De nuevo en carretera nos fue sorprendiendo lo cambiante del paisaje, ya con paredes rojizas y quebradas o con los valles cubiertos de alfombras y chopos dorados, hasta otras zonas áridas y casi desnudas que también tienen su encanto. Para cerrar el día una puesta de sol tan maravillosa que solo puede explicarla el silencio.
El domingo 11 nos fuimos hasta Siles para desde allí buscar la senda que nos llevaría al nacimiento de la fuente del Ero del Concejo. El día muy caluroso nos hizo buscar la sombra de los olivos ya que el sendero transcurría entre olivares. Unas parras silvestres nos ofrecieron sus dulces uvas para aliviar nuestro penoso caminar, tampoco faltaron higueras, almendros, nogales y hasta un caki nos llamó la atención con sus hojas encendidas. El encontrar un sitio para comerse el bocadillo y descansar fue dificilillo, menos mal que somos obstinados y no nos resignamos a volver a los apartamentos, pues casi por milagro encontramos en las acebeas un pinar sombreado, verde, limpio, fresco y solitario donde estuvimos agustísimo, y para colmo el bar “La mejorana” puso en marcha la cafetera y el oloroso café nos devolvió energía para empezar la tarde cultural. Visitamos el castillo fortaleza del S. XIII-XV que después de varias remodelaciones y adecuaciones ofrece una visita agradable e interesante, además de esplendidas vistas del entorno. Ya en el pueblo bajamos al barrio árabe pasando por la fuente de Carlos V, la iglesia de los Jesuitas, por las calles estrechas de casa encaladas. Encontramos abajo los baños árabes y la puerta de Orcera ya al pié de la muralla hicimos un último esfuerzo para encontrar otra puerta de la muralla pero no la encontramos, así que dimos por concluida la tarde cultural y nos fuimos a cenar entre otras cosas el sabroso cordero segureño, un manjar par los gourmets.
El lunes 12 las salvas desde el cuartel de la Guardia Civil nos recordaron que era el día de la Hispanidad y también de regresar a casa, así que nos pusimos en marcha, primero hacia Arroyo del Ojanco, en cuyo termino se encuentra un olivo centenario recogido en el libro de los “guines” por su edad y tamaño. Comentando sobre el monumental arbol llegamos a Baeza donde Enrique nos deleitó explicandonos lo más destacado de las casas nobles y monumentos varios que posee la noble villa, que aunque conocida siempre nos sorprende. A la hora de comer aparecio el problema del completo, después de muchas pesquisas fuimos a caer en el restaurante de 4 tenedores, donde esperamos una hora para ser atendidos y otras 2 para servirnos eso si en vajilla de diseño adornado con algo de comida, experiencia apar no olvidar, para rellenar el hueco dejado por tanta emoción, tomamos café y pasteles en la plaza del mercado, también saturada de guardias jóvenes con familiares y amigos que tomaron la ciudad en su fiesta.
Regresamos a Sevilla sin demasiados atascos, eso si contetos de haber compartido nuevamente, amistad, cultura, naturaleza y aventura.
Blanca.
Fue en el puente del Pilar en Segura de la Sierra, nos alojamos en los apartamentos “Sierra de Segura” asomados a esta.
El sábado 10 nos fuimos al bosque de las Acebeas que nos llevo hasta la cima de Navalperal 1620 ms, por un camino ascendente entre pinos y acebos adornados ya con sus bolitas rojas. En la cumbre la casa de vigilancia rodeada por un mirador de 360º desde donde pudimos contemplar los picos más destacados, los valles y los pueblos de la zona. Para comer y descansar buscamos la sombra de unos pinos cerca de la cima, y antes de regresar a Segura de la Sierra, nos dirigimos a La Toba para contemplar el hermoso embalse de Anchuricas con sus aguas esmeraldas y su entorno de pinos verdes y chopos dorados.
De nuevo en carretera nos fue sorprendiendo lo cambiante del paisaje, ya con paredes rojizas y quebradas o con los valles cubiertos de alfombras y chopos dorados, hasta otras zonas áridas y casi desnudas que también tienen su encanto. Para cerrar el día una puesta de sol tan maravillosa que solo puede explicarla el silencio.
El domingo 11 nos fuimos hasta Siles para desde allí buscar la senda que nos llevaría al nacimiento de la fuente del Ero del Concejo. El día muy caluroso nos hizo buscar la sombra de los olivos ya que el sendero transcurría entre olivares. Unas parras silvestres nos ofrecieron sus dulces uvas para aliviar nuestro penoso caminar, tampoco faltaron higueras, almendros, nogales y hasta un caki nos llamó la atención con sus hojas encendidas. El encontrar un sitio para comerse el bocadillo y descansar fue dificilillo, menos mal que somos obstinados y no nos resignamos a volver a los apartamentos, pues casi por milagro encontramos en las acebeas un pinar sombreado, verde, limpio, fresco y solitario donde estuvimos agustísimo, y para colmo el bar “La mejorana” puso en marcha la cafetera y el oloroso café nos devolvió energía para empezar la tarde cultural. Visitamos el castillo fortaleza del S. XIII-XV que después de varias remodelaciones y adecuaciones ofrece una visita agradable e interesante, además de esplendidas vistas del entorno. Ya en el pueblo bajamos al barrio árabe pasando por la fuente de Carlos V, la iglesia de los Jesuitas, por las calles estrechas de casa encaladas. Encontramos abajo los baños árabes y la puerta de Orcera ya al pié de la muralla hicimos un último esfuerzo para encontrar otra puerta de la muralla pero no la encontramos, así que dimos por concluida la tarde cultural y nos fuimos a cenar entre otras cosas el sabroso cordero segureño, un manjar par los gourmets.
El lunes 12 las salvas desde el cuartel de la Guardia Civil nos recordaron que era el día de la Hispanidad y también de regresar a casa, así que nos pusimos en marcha, primero hacia Arroyo del Ojanco, en cuyo termino se encuentra un olivo centenario recogido en el libro de los “guines” por su edad y tamaño. Comentando sobre el monumental arbol llegamos a Baeza donde Enrique nos deleitó explicandonos lo más destacado de las casas nobles y monumentos varios que posee la noble villa, que aunque conocida siempre nos sorprende. A la hora de comer aparecio el problema del completo, después de muchas pesquisas fuimos a caer en el restaurante de 4 tenedores, donde esperamos una hora para ser atendidos y otras 2 para servirnos eso si en vajilla de diseño adornado con algo de comida, experiencia apar no olvidar, para rellenar el hueco dejado por tanta emoción, tomamos café y pasteles en la plaza del mercado, también saturada de guardias jóvenes con familiares y amigos que tomaron la ciudad en su fiesta.
Regresamos a Sevilla sin demasiados atascos, eso si contetos de haber compartido nuevamente, amistad, cultura, naturaleza y aventura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario