jueves, 3 de diciembre de 2009

Ruta de Los Romeros a El Repilado. 28-11-2009

Por tercera vez consecutiva fuimos 8 los andakanos que acudimos a la cita el pasado sábado 28 de noviembre de 2009.
Nos fuimos hacia Aracena, haciendo la parada habitual en Arroyo de la Plata, donde esta vez en “El Juanito” nos sirvieron el desayuno con maestría y desenvoltura.
Nos adentramos en la sierra donde algunos valles estaban cubiertos de un misterioso mar de nubes que al desvanecerse dejaban al descubierto la ondulada sierra con su vestido otoñal. Dejamos el coche en Los Romeros, donde encontramos un pozo en medio de un parquecito, y cual no fue nuestra sorpresa al ver que Enrique se arrojaba dentro, no debió gustarle el sitio, ya que pronto asomó la cabeza, pero allí estaba Miguel para hundirlo de nuevo con su bastón. Con este “pasillo cómico” comenzamos la ruta hacia El Repilado partiendo de los antiguos lavaderos públicos, por el que corría agua fresca y transparente. Un sendero precioso nos esperaba, donde las hojas que vimos brotar con sorpresa de ramas desnudas, ahora caen como mariposas dormidas para formar una alfombra de ocres infinitos. El sendero se estrechó bordeado de helechos color tabaco, donde las arañas habían tejido sus telas que el rocío mañanero había adornado con perlas. La humedad natural nos calaba los huesos por eso recibíamos con regocijo el cálido abrazo del sol que penetraba por los claros del bosque. Después de atravesar varias veces el río Caliente con un caudal muy mermado, apareció El Repilado.
El olor desagradable de los guarrinos que nos había acompañado el último tramo del camino, donde había varias granjas, se transformó de pronto en exquisito olor a chacinas de Jabugo. Las neuronas de Miguel se excitaron y nos hizo una propuesta poco decente para senderistas austeros… “¿Por qué no tomamos aquí unas tapitas?”, que si sí, que si no,…que nos vimos en el Club Serrano, donde se había pedido permiso previo, votando 2 opciones: 1, comer allí y guardar el bocata para el domingo, 2, tomar una cervecita y comer en el campo nuestras viandas que para eso habíamos cargado con ellas. Menos uno, todos queríamos la opción nº 2, y nos fuimos a la barra para tomar la cervecita, y entonces fue cuando interviene un personaje de pelo blanco, amigo del tabernero, que nos invita a pasar al salón, y que no faltaría más, que podíamos pedir lo que quisiéramos, nos acomodó en la mesa camilla y nos puso el brasero, nos trae la cerveza, aceitunas y una prueba “gratis” de salchichón casero que quitaba el sentido y un pan bizcochado de corteza dura como en los viejos tiempos. Manolo, que así se llamaba, con mucho arte, nos fue entre ir y venir desgranando su vida de hombre que se hace así mismo, hasta crear un agradable ambiente, ¿queréis probar la carrillada en salsa? Pues si, y más pan, más aceitunas y más anécdotas, entre tanto Loli se fijó en un billete de lotería de Navidad, ampliado, y dijo que el número le bailaba, así que por si eso era una señal del cielo pedimos un billete para los 8. El número es el 25.996, que quede constancia aquí, por lo que pueda pasar. El Manolo, nuestro anfitrión es dueño de el bar “los Amarillos” en Huelva, que le hizo el día a su amigo del bar, que abotargado no sabía bien lo que estaba pasando, eso si, se embolso los 99 € de la cuenta con décimo incluido y todos tan contentos, creyendo que habíamos comido bien,… y así fue aunque el plato fue pan con aceitunas…, valió la pena la experiencia el constatar que ese hombrecillo de 79 años, sencillo y servicial, nos supo conquistar y nos mostró que con fe, voluntad y constancia se puede hacer de la vida un arte.
Firmado: Blanca

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