Ruta Montejaque al pico Ventanas, esta era la
ruta programada que arranco por bulerías en una praderita de lirios al pie de
los riscos milenarios, lo que recordó a María un lirio que se paseaba entre las
olas del mar, al que su “enamorao” a “nao” quiso alcanzar… La voz honda y clara
de María nos regaló este fandango que nos empujo al ascenso.
Justo sabía dos caminos para llegar al pico,
y optó por el más fácil, y así fue hasta llegar al pedregal que nos llevaría a
la cumbre del Ventanas, esta sin duda se había quedado abierta pues se levantó
un viento frío de mucho cuidado, el aire trajo nubes y el cielo se volvió tan
gris como las piedras de la sierra que alcanzaron una silueta mucho más
imponente. Nosotros hacia arriba, saltando piedras y esquivando huecos, y en
las pausas contemplando el hermoso valle que teníamos a la derecha que cada vez
se hacía más pequeño y más cercano el cielo. Ya casi llegábamos al Ventanas
cuando oímos decir ¡alto!, Mercedes se ha caído, y aunque no es nada grave no
puede seguir, casi al mismo tiempo también Joaquín va al suelo despellejándose
el meñique, los que andábamos más altos bajamos para ver que hacíamos con el
33,3 % del grupo accidentado, nada grave pero decidimos bajar, era conmovedor
ver a Mercedes cogida de la mano de Justo saltando obstáculos muy despacito
hasta llegar al llano, allí buscamos un sitio para el ágape, el pan cada uno
puso el suyo y el vino corrió de mano en mano hasta que agotamos la bota. Después de una
siestecita, muy apreciada por algunos, seguimos bajando hasta los coches, en el
cielo había vuelto el azul y los árboles frutales nos regalaron la vista con
sus flores, volvimos a los campos de lirios y subimos a los coches, tomamos café
en la misma venta donde habíamos desayunado, un sitio sencillo y silencioso a 7
kms de Montejaque. Regresamos a Sevilla dejando atrás la invisible serenidad de
la sierra y sus valles.
Fdo.: Blanca
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