domingo, 23 de diciembre de 2012

Navidad 2012


La lluviosa tarde del 15 de diciembre de 2012, vio salir de Sevilla una caravana de 24 andakanos que se dirigían al “portal”, en este caso nuestro portal era El Bosque, en la sierra de Grazalema. En un claro de ese bosque “Hotel Rural Enrique Calvillo”, nos reunimos este año para la cena de Navidad, que este año dentro del encuentro amistoso que a todos nos es entrañable, había un espacio especial: homenajear a Justo por habernos guiado durante 13 años con calma maestría por los senderos más hermosos de España, y a Encarnita por haber despertado en nosotros el interés por distinguir entre la infinita masa de verdes la individualidad de cada árbol, planta o flor.
Llevados por la conocida maestría de Enrique para organizar eventos (y este fue idea suya) la fiesta fue esplendida como los homenajeados merecían. Hubo entrega de un diploma, de un paisaje serrano recogido en una bandeja de cerámica, de un disco de música, entrañable para ellos, de los años 60, hubo discurso serio, discurso cómico, poesía, brindis espontáneos auténticamente sentidos. La fiesta se fue cerrando con un manojo de villancicos populares, cada vez mejor interpretados, gracias al buen hacer y la generosidad de Juan Manuel. María y Paquita templaron con sus voces la guitarra (esta estaba resfriada) y Joaquín nos transmitió el quejío del alma, que se desprende de su “cante jondo”.
La pareja homenajeada parecía abrumada, ya que el que da desinteresadamente año tras año, se sorprende cuando de pronto se le cae encima esa avalancha de amistad que desata tantas emociones.
Con el corazón contento nos fuimos a la cama, aunque no todos a dormir. El domingo después de un esplendido desayuno y dado que el tiempo lo permitía, la mayoría del grupo se fue con los coches hacia el puerto de Las Palomas, de donde partía un sendero circular entorno al cerro Coros. No se si algunos duendes se vinieron con nosotros, eso nunca se sabe, lo cierto es que fue un sendero de los más hermosos que hemos hecho, los duendes antes evocados, jugaban por las nubes dejando a veces pasar un rayo de luz que iluminaba un pueblecito blanco, que pronto desaparecía, otras veces aparecía un pico de la sierra o un prado verde muy vivo, otras veces aparecía un lago y otras un castillo. En un recodo del camino, posada en unos riscos, tuvimos la bonita sorpresa de un grupito de cabras monteses, que nos miraron con ojos sorprendidos y tiernas antenas, fue un paseo cómodo, hermoso y lleno de magia.
El grupo que se quedó en el pueblo hicieron una ruta cultural que los llevó al molino de harina, en la orilla del río, donde degustaron productos del lugar e hicieron sus compras.
Reunidos de nuevo entorno a la mesa para el almuerzo con el que cerramos el encuentro, todos éramos felices de haber podido una vez más estar reunidos en la amistad que nos une. Regreso a Sevilla de nuevo con lluvia, en un momento del camino hubo una ráfaga de luz en el horizonte, fue la señal de que aún queda “Paz para los hombres de buena voluntad”
Firmado: Blanca  

No hay comentarios: