En la mañana fresquita del 21 de enero, cuando la luz del
sol intentaba abrirse camino en el cielo de Sevilla, 12 andakanos nos íbamos
hacia Aracena en la primera salida de este año. Parada forzada en “El Juanito”
para poner a punto los motores, y allá nos fuimos a uno de los pueblos más
encantadores de la serranía, Linares.
Dejamos el pueblo por un antiguo camino empedrado entre
limoneros y naranjos, encajonado entre dos paredones de piedra recubierta de
musgos de verdes infinitos, que nos llevó a la umbría, un sitio con mucho
encanto con su puentecillo de piedra bajo el que susurra un pequeño arroyo;
algunos troncos de árboles están pintados de colores al estilo del “Bosque de
Irati”, desde allí parten varios senderos, nosotros cogimos uno, el que va
hacia Aracena y que en parte coincidía con el del cerro de la “Molinilla”, que
va ascendiendo en dirección a la casa amarilla que hay en la cumbre del cerro,
en el collado, hay un camino que parecía llevar hasta ella, algunos del grupo subimos
y aunque no llegamos a la casa, llegamos a un punto más alto para contemplar el
hermoso festoneado de la sierra sobre el cielo azul.
A partir del collado el sendero va descendiendo hasta
regresar al pueblo, una vez en él buscamos donde comer, en “El Balcón” nos
prestaron una mesa que estaba reservada para las tres, eran las dos y la plaza
estaba llena de sol. Pedimos la “tapita” para ocho y nos pusimos moraos de
productos de la sierra, los cuatro restantes no se quedaron atrás ya que
pidieron platos parecidos pero con el añadido de jamón, ¡siempre hubo clase!, a
las tres en punto los platos estaban limpios y los estómagos llenos, dejamos la
mesa al siguiente grupo y nos fuimos a Aracena para el café, Mercedes Parrilla
trajo pasteles de “Rufino” y Miguel restos de Navidad y con el con el café
calentito dimos cuenta de todo. ¡Un día es un día! Y este ha sido completo, dos
coches subimos al castillo para contemplar una vez más el pueblo derramado a
sus pies, la bonita iglesia y escrutar el horizonte que solo nos deja ver sus límites.
Nos despedimos con alegría, por el día compartido, el sol
recibido, la esplendida comida y el vínculo de amistad reforzado en cada nueva
salida a una naturaleza eternamente hermosa y nueva cada día.
Gracias a todos y hasta el sábado próximo.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor
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