La madre Tierra sufre heridas provocadas por sus hijos locos de ambición y soberbia, los unos, y de indefensión y pobreza los más. Sevilla está de nuevo envuelta en perfume de azahar, y el campo se viste de verdes tiernos y coloridas flores como cada primavera, y para disfrutar de esas maravillas salimos de Sevilla el sábado 26 de marzo con un sol pálido, y cielo brumoso, 6 andakanos hacia la venta del cruce entre Aznalcázar y Puebla del Río, allí se nos unieron otros tres andakanos, y los 9 empezamos a caminar por los senderos que cruzan esos bosques de pinos reales que como olas verdes se van desplazando por el parque de Doñana hasta encontrarse con las dunas y el mar.
El sotobosque estaba cubierto de
jaras y otras cistus, perfumando el aire y alegrando los verdes con sus flores
blancas de ojos negros. Fue un paseo tranquilo, fácil y muy agradable, en uno
de los tramos el sendero señalado como “botánico” unos paneles indicaban que
fauna y flora encontramos en el parque. Volvimos a los coches para ir a comer a
la Dehesa de Abajo, donde las cigüeñas blancas y negras han establecido su
habitad. Allí nos esperaban Palmira y su hermana Patro que se unieron al grupo
para degustar el arroz con pato y otras cosillas en el restaurante del Centro
de interpretación de la Dehesa, en una mesa para 12 bajo un toldo en el patio
compartimos comida y amistad, y ya descansados y saciados nos fuimos a dar un
pequeño paseo a la laguna Rianzuela donde en sus aguas serenas y luminosas por
el sol de la tarde, se encuentran miles de patos de diversas especies nadando,
buceando o jugando o simplemente viviendo su vida de pato. Allí nos despedimoas
y cada uno partió hacia su laguna particular para seguir viviendo la vida que a
cada cual le ha tocado vivir, y yo deseo a todos para seguir en ello, salud,
esperanza y paz.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor.
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