Domingo 27 de noviembre de 2022
Como dentro de un cuento mágico los 10 andakanos que salimos
a la sierra nos encontramos dentro de un bosque de castaños ya casi desnudos
pero que aun conservaban algunas hojas doradas que caían revoloteando para
alfombrar los caminos, y de pronto el cielo se llenó de colores acompañando al
sol en su ocaso.
Habíamos pasado un buen día paseando por los senderos
serranos que ya por fin se vistieron de otoño y aparecieron las setas debajo de
la hojarasca, como no las conocíamos pasamos de largo, pero hay algún
duendecillo que sí las conoce y apareció con su cestillo lleno de preciosos níscalos.
Por la mañana habíamos dejado Sevilla con un gran barco anclado en el muelle de
las Delicias, los feriantes instalando norias, carruseles y coches locos en la
orilla del río, y las calles profanadas por basuras y cacas de perros… Nos
fuimos para Fuenteheridos, pueblo siempre agradable aunque lo veas muchas
veces, allí en la plaza un vendedor de ilusiones nos vendió una fruta exótica
llamada freijoa que devuelve la juventud y te deja la piel como un bebe, foto
en la fuente y salida para el sendero circular, la primera parte fue a campo través
por un bosque de castaños con suelo muy mullido y bonitos colores de otoño,
llegamos al mirador del Puerto de Alhajar que dicen ser el mirador con mejores
vistas de la sierra, que cada cual recuerde el paisaje de verdes infinitos con
pueblos blancos derramados aquí y allá, un pantano que brilla lejano y los
montes que se pierden en un horizonte sin fin.
Comimos en la Peña de Arias Montano, en un blanco-terraza
con vistas a la Ermita y al amparo de un cedro gigante, no sabemos de que
familia. Probamos muchas cosas, todas ricas, el vino embotado dio vueltas
mientras llegaban las viandas, charlamos un poco de todo y fue sencilla y
entrañable, servida por una canaria agradable. Lo menos grato fue tener que
tomar el camino de vuelta hasta Fuenteheridos que resultó largo, largo, largo,
menos mal que fue compensado con la puesta de sol con la que empezó esta
reseña. Ya anochecido nos despedimos hasta el próximo encuentro en la cena
navideña.
Que seáis felices como se dice ahora, yo os digo salud y paz
que viene a ser igual.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor
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