Nueva cita de andakanos en la explanada del Lope de Vega, mientras nos reagrupamos, los pájaros cantaban su propio himno a la primavera desde los hermosos árboles traídos de América en el 29.
Nos fuimos hacia El Repilado donde nos esperaban Pedro y Fernando, en total éramos ocho. Que raro no hubo foto de salida, que fue a la derecha del puente sobre el río Caliente a la salida del pueblo, el sendero paralelo al río nos llevaría a La Nava. El aire limpio y fresco, el ángel de la primavera había esparcido numerosas florecillas por los prados y bosques, el río saltaba obstáculos con alegre melodía, que los pajarillos acompañaban con sus trinos.
Un poco más adelante el río nos cortó el paso, primer obstáculo que habría que salvar, en ello estábamos cuando un paisano que trabajaba en su huerto, nos indicó un pequeño cambio que reduciría el paso del río de 3 a 1 vez. Fue un encuentro simpático, ya que el hombre gran conocedor de la zona, nos contó anécdotas interesantes con esa sabiduría propia de los que viven en armonía con la naturaleza. Encontramos más adelante la rueda colgada de un árbol que nos indicaba por donde continuaba el camino, pronto vimos como el río estaba de nuevo allí cortándonos el sendero, algunos investigaron un posible paso saltando piedras, pero no hubo manera, así que botas fuera, el agua nos cubría por encima de los tobillos, no estaba caliente pero tampoco demasiado fría, las chinitas del fondo nos dieron un masajito plantar y todos contentos. Ya nos disponíamos a continuar, cuando Fernando echó de menos su mochila, vio con sorpresa que estaba en la otra orilla, y mientras nos reíamos con ganas, él resignado empezó de nuevo a desatar sus botas.
Pasamos la vía del tren que va a Zafra, y un km antes de llegar a la Nava nos encontramos ante una capilla cuadrada, fisgoneamos por un ventanuco de aireación y vimos un crucificado, en el fondo una cerámica con una inscripción que no supimos descifrar, por mucho que Pedro de rodillas en el “sardiné” implorara el don de la interpretación. En la Nava nos tomamos una cervecita con boquerones que nos supieron a gloria, otros indagaron sobre el Cristo de la ermita. Le llaman sencillamente el Cristo, pero su apellido es de “los caminantes”, pues donde se encuentra emplazada la ermita parten cinco caminos, es también el lugar donde van de romería los del pueblo, así que nosotros hicimos nuestra propia romería y volvimos al lugar para consumir nuestros bocadillos y disfrutar de un descanso al solecito.
Maribel y Mercedes se quedaron en el Cristo, los demás regresamos al Repilado por el mismo camino, Allí Pedro y Fernando se despidieron y los demás volvimos a la Nava a recoger a las niñas. Nos fuimos hacia Aracena para tomar café y pasteles, justo antes de entrar en el pueblo el coche de Joaquín se puso malito. Le diagnosticaron rotura de correa. La eficacia de Mapfre quedó de manifiesto, en media hora estaba allí la grúa y un taxi monovolumen para llevar a Joaquín a la puerta de su casa en Sevilla. Le tocó a Justo repartir a las niñas por la capital, fue un “city tour” inesperado, pero una vez más se puso de manifiesto la generosidad de nuestros conductores. La primera salida de primavera 2010 había concluido, en el cielo de Sevilla lucía una hermosa luna, y el olor a azahar embriagaba el aire. Feliz Semana Santa.
Nos fuimos hacia El Repilado donde nos esperaban Pedro y Fernando, en total éramos ocho. Que raro no hubo foto de salida, que fue a la derecha del puente sobre el río Caliente a la salida del pueblo, el sendero paralelo al río nos llevaría a La Nava. El aire limpio y fresco, el ángel de la primavera había esparcido numerosas florecillas por los prados y bosques, el río saltaba obstáculos con alegre melodía, que los pajarillos acompañaban con sus trinos.
Un poco más adelante el río nos cortó el paso, primer obstáculo que habría que salvar, en ello estábamos cuando un paisano que trabajaba en su huerto, nos indicó un pequeño cambio que reduciría el paso del río de 3 a 1 vez. Fue un encuentro simpático, ya que el hombre gran conocedor de la zona, nos contó anécdotas interesantes con esa sabiduría propia de los que viven en armonía con la naturaleza. Encontramos más adelante la rueda colgada de un árbol que nos indicaba por donde continuaba el camino, pronto vimos como el río estaba de nuevo allí cortándonos el sendero, algunos investigaron un posible paso saltando piedras, pero no hubo manera, así que botas fuera, el agua nos cubría por encima de los tobillos, no estaba caliente pero tampoco demasiado fría, las chinitas del fondo nos dieron un masajito plantar y todos contentos. Ya nos disponíamos a continuar, cuando Fernando echó de menos su mochila, vio con sorpresa que estaba en la otra orilla, y mientras nos reíamos con ganas, él resignado empezó de nuevo a desatar sus botas.
Pasamos la vía del tren que va a Zafra, y un km antes de llegar a la Nava nos encontramos ante una capilla cuadrada, fisgoneamos por un ventanuco de aireación y vimos un crucificado, en el fondo una cerámica con una inscripción que no supimos descifrar, por mucho que Pedro de rodillas en el “sardiné” implorara el don de la interpretación. En la Nava nos tomamos una cervecita con boquerones que nos supieron a gloria, otros indagaron sobre el Cristo de la ermita. Le llaman sencillamente el Cristo, pero su apellido es de “los caminantes”, pues donde se encuentra emplazada la ermita parten cinco caminos, es también el lugar donde van de romería los del pueblo, así que nosotros hicimos nuestra propia romería y volvimos al lugar para consumir nuestros bocadillos y disfrutar de un descanso al solecito.
Maribel y Mercedes se quedaron en el Cristo, los demás regresamos al Repilado por el mismo camino, Allí Pedro y Fernando se despidieron y los demás volvimos a la Nava a recoger a las niñas. Nos fuimos hacia Aracena para tomar café y pasteles, justo antes de entrar en el pueblo el coche de Joaquín se puso malito. Le diagnosticaron rotura de correa. La eficacia de Mapfre quedó de manifiesto, en media hora estaba allí la grúa y un taxi monovolumen para llevar a Joaquín a la puerta de su casa en Sevilla. Le tocó a Justo repartir a las niñas por la capital, fue un “city tour” inesperado, pero una vez más se puso de manifiesto la generosidad de nuestros conductores. La primera salida de primavera 2010 había concluido, en el cielo de Sevilla lucía una hermosa luna, y el olor a azahar embriagaba el aire. Feliz Semana Santa.
Fdo.: Blanca
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