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miércoles, 22 de enero de 2014

Tajo del Abanico. Primer sendero Andakano 2014.

El sábado 11 de enero de 2014, seis andakanos emprendimos ruta con cielos poco estables, nuestro querido Joaquín cumplía 66 y nos invitó a desayunar en Algodonales. Deseamos cumpla muchos más entre nosotros.
Del abanico de senderos que ofrece la serranía rondeña, nuestro guía eligió precisamente ese, el Tajo del Abanico, los coches quedaron a las afueras de Ronda y comenzamos a andar por una pista cementada hasta llegar al sendero de tierra ya entre matorrales, algunos trozos estaban empedrados que dicen ser “calzada romana”¿? Donde nuestras huellas se unieron a tantas otras que por allí pisaron a lo largo de su historia.
Nuestros sentidos pudieron disfrutar de una rica vegetación, allí estaba el zumaque, nostálgico del tiempo en que tanto lo apreciaban los curtidores de pieles, y estaban también la jara, las adelfas, las aulagas, poniendo una nota de color con sus diminutas flores amarillas, y los lentiscos que en esa zona se hacen grandes como árboles, de hecho, buscamos un lentisco arbóreo centenario pero no supimos encontrarlo. La humilde mejorana envolvía con su aroma nuestro caminar, y de fondo el alegre piar de los saltarines gorriones y el balido de las corderas, llamando a su lado a sus crías recién paridas, con este ambiente bucólico fuimos bajando hasta encontrar un torreón en buen estado, adosado a una construcción derruida que parece ser servía como refugio en caso de conflicto entre moros y cristianos. Más abajo aparecieron esas paredes poderosas de roca arenisca que se dilatan por el recorrido de un riachuelo, ahora sin agua pero con señales de llevar buen caudal cuando llueve, a ese nivel encontramos la cueva de los murciélagos con alguna primicia en su techo de futuras estalactitas, había por allí un cabrero con medio centenar de cabras, que ramoneaban entre los peñascos, otra estampa bucólica cada vez más difícil de ver. Como el nombre del tajo hace pensar que entre las caprichosas formas de las paredes se escondía la forma de un abanico, nos afanamos en encontrarlo, algunos ayudados por la fantasía encontraron hasta 4, pero abanico, abanico, tendremos que volver para seguir buscándolo.
Terminado el sendero nos fuimos con los coches a la ermita rupestre de Nuestra Señora de la Cabeza, esta está excavada en la roca y en su fue habitada por ermitaños, hoy sirve para la romería.
Frente a la ermita, al otro lado del valle donde hay varios caseríos y tierras de cultivadas teníamos la “hermosa serrana” herida por su tajo y sus casas esparcidas por la cornisa rocosa. Después de tomar nuestro picnic y con un cielo cada vez más despejado y hermoso nos fuimos a pasear por la ciudad, donde el sol tuvo la gentileza de acompañarnos haciendo el paseo aún más agradable.
Ronda es una ciudad única cada vez que vuelves a ella le encuentras más encanto.
Como novedad encontramos en un muro una Ronda atrapada en cerámica y varios comentarios de personajes que pasaron por allí y dijeron frases elogiosas sobre ella, el enclave se llama “Ronda y los viajeros románticos”, y con esa admiración renovada por la bella Ronda, regresamos a Sevilla cuando la luz del sol en su ocaso relucía detrás de las nubes grises que teniamos al poniente. Paz a todos para 2014 y a ver si nos animamos.
Firmado Blanca

Andakana Mayor    

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