miércoles, 7 de febrero de 2018

Andakanos en camino 2018.

El primer camino de este nuevo año que estaba previsto para el día 13 de enero, lo cambiamos a causa del mal tiempo por un arroz con pato en las marismas del Guadalquivir. Allí acudimos 10 andakanos que disfrutamos en el Estero de ese plato típico y de la compañía de los amigos. A la salida del local nos encontramos con la sorpresa de un cielo despejado y una temperatura agradable, que nos llevó a dar un paseo por las marismas hasta la Dehesa de Abajo donde las pasarelas nos llevaron hasta la choza de avistamiento de aves en la laguna La Rianzuela, aves había pocas, pero disfrutamos de una hermosa puesta de sol entre nubes grises con una luz especial.

Este sábado 27 de enero, también ha tenido su novedad, en vez de reunirnos en el caballo para la salida lo hicimos en casa “Juanito” donde los 14 andakanos disfrutamos del reencuentro y de un suculento desayuno serrano.
Con temperatura fría pero con sol cariñoso nos dirigimos a Galaroza donde dejamos los coches y empezamos el camino. La foto de salida fue en el fuente del Socavón, un rincón sombrío al pie de una loma donde Enrique nos deleitó con la lectura de una poesía antigua  escrita en un azulejo que hablaba de mozas que carmenaban sus cabellos en aquella recóndita fuente, de allí emprendimos una empinada subida hasta la cima de los pinos que dominan el pueblo, donde partía el camino hacia Valdelarco, que era la ruta escogida.
La ruta discurría entre encinas, alcornoques, jaras y esa infinidad de plantitas verdes que forman los prados preparando la primavera de colores. Fue un sendero muy relajado con pocos desniveles, disfrutando de la caricia del sol, el olor de la tierra, el roce del viento y lo primero que encontramos fue un grupo de mujeres que lavaban las tripas de 3 cerdos en una fuente de la calle, mientras los maridos descuartizaban piezas y reunirse luego para la prueba tradicional  de la matanza.
Era la una cuando llegamos a la plaza, un poco pronto, pero fue un acierto, escogimos el mejor sitio y fuimos atendidos por una camarera alegre y agradable que comenzaba a esa hora su jornada. ¡Que bien estuvimos allí! No recuerdo el nombre del bar, pero las tapas fueron estupendas y generosas, tardamos en comer 2 horas, pero solo eran las 3, así que nos dimos un paseo por el pueblo que tiene el encanto de todos los pueblos serranos y el suyo propio, como la hermosa iglesia renacentista del siglo XVIII, sus adornos de crochet en cadenetas cruzando las calles, restos de la pasada Navidad, en su fuente en la plaza del Ayuntamiento donde una poesía en un azulejo arrancó a María un bonito fandango, y ese mirador asomado a un pequeño valle verde con sus casas y sus huertos abrazados por la serranía. El regreso lo hicimos rápido y en Galaroza nos despedimos contentos de haber compartido un día tan hermoso, disfrutando de la amistad y de esa naturaleza que nos da energía y vitalidad al cuerpo y donde el alma se expande en la esperanza y la luz. ¡Paz a todos!
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor


1 comentario:

Enrique G.M. dijo...

Muchas gracias Blanca por tus crónicas y que nos permiten revivir los caminos cuando los leemos. Enrique