Páginas

sábado, 28 de diciembre de 2019

Navidad senderista, Barrancos (Portugal) 14 y 15-12-2019


En Madrid una adolescente sueca ha movido las conciencias, y ha reunido a los mandatarios de las naciones en una cumbre sobre el cambio climático, en Sevilla ángeles de luz anuncian con sus trompetas que la Navidad está cercana, y por la carretera de la sierra de Aracena 12 andakanos se dirigen hacia Encinasola para celebrar esta vez, la cena navideña, y los 20 años del grupo. Nos dirigimos al país vecino, Portugal, y en el pueblo fronterizo de Barrancos dejamos los coches para irnos a senderear por la ruta de los “contrabandistas”, que atravesaban los montes con sus mercancías a cuestas, para ganarse así un pan “mu sudao”.
El cielo estaba gris con algunos girones de luz, y el paisaje de encinas y alcornoques, también parecía grisáceo y hostil, hacia medio camino el río Múrtiga nos cortó el paso, y no es que trajera mucha agua, pero no nos atrevimos a cruzarlo a pie, entonces decidimos subir a la carretera monte a través y caminar luego unos kilómetros por el asfalto y buscar de nuevo su curso.
Por esos montes que los contrabandistas cruzaban a su antojo, los nuevos dueños han puesto alambradas y vallas con cerrojos y hasta con un extraño candado. Ante estos obstáculos no nos amilanamos como en el río y bien por arriba o bien por abajo salvamos los impedimentos y seguimos camino, algunas reconfortadas con el abrazo masculino recibido a cuerpo entero.
Una llovizna fina nos acompañó en carretera, y el grupo cambió de color sacamos impermeables.
Retomamos el camino serrano, y algunos claros en el cielo vistieron de infinitos tonos de verde el paisaje, y en el horizonte las siluetas azules de la sierra se hicieron más cercanas. Comimos el bocadillo junto al río, sentados en húmedas piedras, y continuamos la marcha por los montes donde el aire nos trajo balidos de ovejas que salían de sus cercaos en busca de la merienda, después de 17 kilómetros de marcha llegamos a Encinasola donde El Rincón del Abade nos dio cobijo.
La celebración navideña la iniciamos a las 21 horas, tras la cena hubo reparto de las camisetas conmemorativas de los veinte años del grupo, se entregó la  foto de senderistas del año, esta vez le correspondió a Concha y Damián, hubo palabras emotivas de Encarnita evocando a los ausentes, un menú degustación, muy acertado, pequeña dosis de villancicos, y el conjuro, esta vez con estribillo para el coro, de la queimada que con tanta seriedad y cariño nos prepara José Francisco, con la que cerramos la noche.
El domingo, 15 de diciembre, nos dimos cita a las 9 horas para el desayuno, saldadas las cuentas nos fuimos en los coches a buscar el Parque de Naturaleza Noudar, en el país vecino, llegamos a los pies del castillo del mismo nombre donde dejamos los coches, y vimos descender un chorro de ciclistas a la velocidad del Ave.
Subimos al castillo, que tiene un gran perímetro de muralla, y que más que función de castillo era un lugar de refugio de los lugareños al abrigo de su señor que había conquistado el sitio a los árabes al principio del siglo XII, detrás del castillo comenzaba el sendero entre bosques de encinas, con matorrales de lentisco, jaras y abundantes espárragos de los cuales nos comimos con gusto sus tiernos retoños. Las vistas eran muy hermosas, ya que había más luz que el día anterior, y los verdes lucían más vivos, y abajo se abría paso el curso plateado del río, al cual nos acercamos para contemplar el abrazo del Múrtiga y el Ardila para buscar juntos al Guadiana. Al regreso, la subida hacia el castillo se nos hizo más pesada, pero en las inmediaciones de los ríos una manada de caballos salvajes nos alegró el ánimo con sus figuras gráciles y sus colas al viento, de hecho, todo el parque de naturaleza está lleno de vida animal, encontramos rebaños de ovejas, camadas de cerdos, rebaños de vacas con sus terneros colgados de sus ubres y como colofón los caballos.
Temíamos no llegar con tiempo para comer en Portugal, pero en Barrancos el camarero del restaurante “El Mirador” pronto nos montó la mesa y nos sirvió sus bacalaos y todo lo demás, terminamos con chupitos, atención de la casa, y nos fuimos calentitos a los coches, cambiamos de carretera para la vuelta, y pasamos por los pueblos de la rivera del Cala con sus iglesias iluminadas y sus adornos navideños. Un año más, y ya son 20, los andakanos celebramos la cena navideña, los ausentes también estuvieron presentes. Que todos disfrutemos estos días con salud, Alegría y Paz.
Firmado: Blanca
Andakana Mayor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario