La madre Tierra lanza gritos de socorro por su piel cuarteada, su aire contaminado y sus mares emplasticados; para remediarlo el G20 se reúne en cumbres borrascosas para firmar acuerdos que saben no van a cumplirse. En Sevilla los grandes cruceros atracan en “Las Delicias” soltando un montón de turistas que pasean en coches de caballos por avenidas y parques, y seis andakanos nos vamos a la sierra a respirar un aire un poco más puro y sorprendernos con la belleza otoñal del paisaje. Después de parar en “Juanito” para el desayuno, (que tampoco es lo que era) nos vamos a Los Marines donde nos espera Juana, y así completamos el grupo.
Atravesamos el pueblo con la
torre de su iglesia rematada de azulejos blancos y azules, arropada por sus casas
blancas adornadas con macetas, y salimos a un sendero circular que Justo sacó
de “no sé que sitio” por internet, fue bonito por lo variado, pues, aunque sea
la misma sierra presenta diferentes aspectos, unos tramos eran abiertos a un
horizonte delatado al infinito, en otros caminamos bajo el dosel de gigantes
alcornoques con sus ramajes extendidos dejando filtrar la luz.
Los castaños vestían sus trajes
dorados y desde sus troncos leñosos nos miraban caras sorprendidas, el último
repecho nos devolvió al pueblo donde buscamos una cerveza fresca al pie de la
torre, nos sirvieron regular y lento, pero descansamos y nos reímos un rato, de
regreso a Sevilla paramos para un café en Valdeflores y llegamos a la capital
cuando ya el sol se había escondido dejando una estela rosada en el horizonte.
Oxigenados y contentos cada uno
volvió a su hogar, saludos a los que no pudieron acompañarnos, y que sepan que
donde hay un grupito del gran grupo allí estamos todos los Andakanos.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor
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