Esta semana la Torre del Oro ha cumplido 800 años, los andakanos guías han celebrado sus bodas de Oro, el bichito con corona se está diluyendo y múltiples señales nos anuncian que el invierno se va disolviendo en primavera, y por todas estas cosas 14 andakanos nos vamos a la naturaleza, esta vez a la Sierra Norte de Sevilla. El sendero elegido se encontraba en el término de Almadén de la Plata, un pueblo serrano que atravesamos para dejar un par de coches y seguir hasta las inmediaciones del centro de interpretación del Cortijo del Berrocal donde dejamos los demás, y comenzamos el sendero por una pista de tierra entre hermosas dehesas de encinas donde cerdos, ovejas y vacas disfrutaban de pastos y relax.
A unos 9 kilómetros encontramos la indicación del sendero que nos llevaría entre una vegetación exuberante protegida por grupos de eucaliptos a un rincón de sorprendente belleza, teníamos delante una pared granítica cubierta de infinitos colores donde musgos, líquenes y plantas formaban un jardín vertical coronado por enormes piedras redondas y donde la luz la ponían las genistas en flor. Por la garganta baja el arroyo Calzadilla saltando entre piedras encajadas en ella, formando así la cascada llamada El Chorro que da nombre al lugar.
Regresamos a los coches y nos acercamos al centro de interpretación instalado en el cortijo del Berrocal, el parquin estaba tan abarrotado que creíamos no poder entrar por saturación, pero no fue así, entramos solo nosotros y pudimos disfrutar de lo expuesto, diversas rocas, paneles informativos y la joya del centro una secuoya fosilizada de más de 300.000 años de antigüedad que en el año 2005 encontró un campesino local.
Buscamos en la dehesa-parque un sitio para comer, esparcidos por el lugar había numerosas familias con sus preciosos hijos disfrutando de la naturaleza. después de comer nos acercamos a ver un alcornoque que desde hace unos 500 años ve pasar tiempo y personas en silenciosa quietud, desde allí emprendimos un nuevo sendero por esa sierra pedrona donde enormes piedras graníticas de formas y tamaños diversos viven en armonía con arboles, animales, plantas y praderas llenas de chirimías que son pequeñas margaritas, brezo en flor, y narcisos en rama.
Regresamos a los coches , nos despedimos contentos de haber vivido un día más en amistad y naturaleza y damos gracias a Enrique que fue el descubridor de ese sendero maravilloso.
¡Chiao!
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor
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