Comenzamos una nueva temporada con la visita cultural a El Puerto de Santa María. Nos hemos desplazado en cuatro turismos Mari Trini, Juan Manuel, María y Enrique; Tere, Luis, Lola y Miguel; Marilen, David, Conchi y Damián; Justo, Mercedes P., Juana y Joaquín. Hemos sido un total de dieciséis amigos y los que no han podido venir ha sido por diversas circunstancias personales y los hemos echado mucho de menos.
El sábado día 25, desayunamos a las 10 horas en
el punto de reunión en el Área de Servicio de Los Palacios en la autovía a
Cádiz donde ya empezaron su labor de tesorería Mari Trini y Juan Manuel a los
que agradecemos su dedicación y colaboración. También se aprovechó para
ponernos al día en los pagos a Joaquín de la tradicional lotería navideña de su
Asociación.
En las cercanías de El Puerto de Santa María
visitamos el yacimiento arqueológico fenicio de Doña Blanca entre la Sierra de
San Cristóbal y una extensa llanura ganada al mar por los aportes del río
Guadalete, hoy ocupada por cultivos, salinas y marisma. Llama la atención que
toda la llanura que se extiende al sur de este Enclave arqueológico fuese mar. Interesante
saber que lo que se conoce como Gadir es un conjunto de enclaves que hoy son
Cádiz, San Fernando, Castillo de Doña Blanca, Chiclana y el templo de Melqart
en Sancti Petri, entonces llamados “Los Puertos de Gadir”. El reportaje de
nuestros fotógrafos de cabecera da buena fe de lo interesante del yacimiento.
Finalizada la visita nos desplazamos hasta el
Hotel Monasterio de San Miguel donde dejamos aparcados los coches en su garaje
subterráneo, pasando a realizar el chek-in y dejar los equipajes en las
habitaciones, para a continuación recorrer el Paseo Fluvial del río Guadalete
que por su ubicación estratégica en la bahía de Cádiz ha hecho que el Puerto de
Santa María haya sido lugar de paso y asentamiento de numerosas culturas a lo
largo de la historia. Fenicios, griegos, romanos, visigodos y musulmanes
dejaron sus huellas y enriquecido posteriormente con gentes y productos
llegados de otras tierras. En 1.281 Alfonso X inicia la repoblación de la
ciudad musulmana de al-Qantir, llamándola Santa María del Puerto transformando
la mezquita situada en el Castillo de San Marcos en santuario cristiano.
Cristobal Colón residió aquí entre 1.480 y 1.481 como huésped del duque de
Medinaceli, quien actuó como interlocutor con la Reina Isabel para que aceptase
la propuesta de Colón y preparar una expedición con tres carabelas para buscar
una nueva ruta marítima a la India oriental. El Puerto fue protagonista en
1.493 del segundo viaje de Colón al continente americano. Ya en el siglo XVI
fue asignado El Puerto lugar de invernada de las Galeras Reales donde se
reparaban y preparaban para entrar en combate. En el s XVII residió la
Capitanía General de la Mar Océana y costas de Andalucía suponiendo ello un
impulso económico. Fernando VII y su familia desembarcaron en El Puerto de
Santa María el 1 de octubre de 1.823 con motivo de los avances de las tropas
francesas de los Cien Mil Hijos de San Luis, iniciándose la etapa absolutista
conocida como “Década Ominosa”.
Llega el momento de reponer fuerzas y lo
hacemos en el restaurante “La Venencia” del Club Naútico cuya reserva la
teníamos para las 15 horas. Muy bien atendidos, con personal agradable y unos
buenos manjares que dejaron contentos a todos los comensales. El lugar fue muy
del agrado de todos por su amplitud y buenas vistas sobre el río Guadalete y
puerto deportivo. Estuvimos en el exterior con el correspondiente techado que nos
hizo cómoda la estancia ya que el sol apretaba.
Descansados, iniciamos el paseo por las calles
céntricas de la ciudad; vimos la fachada del hotel Soho Boutique Puerto en la
calle Los Moros; en la Plaza del Polvorista las casas Palacio de Reinoso Mendoza,
la de Gaspar Aguado y la de Juan Vizarrón. Todas estas casas palacio al igual
que otras muchas, pertenecían a “Cargadores a Indias” y se distribuían en torno
a un patio central porticado y se estructuraban en tres plantas, más una de
entresuelo; en la planta baja tenían los almacenes, entrada de carruajes y
otras dependencias; en la entreplanta las oficinas y más almacenaje; la
vivienda familiar se situaba en la segunda planta y en la tercera planta la
zona de servicio. Algunas tenían además capilla, torre de vigía, embarcadero,
molino de aceite y bodega, siendo los materiales de construcción de piedra
arenisca extraída de la cercana Sierra de San Cristóbal y rematadas con
mármoles italianos, maderas exóticas traídas de América, azulejos en zócalos y
techos, pinturas murales, forja, etc.
Continuamos nuestro paseo pasando por la
antigua Lonja de Pescado y en la plaza Alfonso X El Sabio encontramos el Castillo
de San Marcos y el Palacio de Araníbar, que visitaríamos al día siguiente. Lo
que propició batería de fotos para recordar el momento
Nos gustó lo cuidado y limpio que está el casco
antiguo; entramos en la Biblioteca Pública Municipal de la calle Virgen de los
Milagros 89 y vimos una exposición sobre Cristobal Colón y Juan de la Cosa y
unas estupendas maquetas de las carabelas que las podemos disfrutar en el
reportaje que nos incorporan nuestros fotógrafos.
Desde aquí paseamos hasta la Plaza de España
para visitar la Basílica Menor de Nuestra Señora de los Milagros (Iglesia Mayor
Prioral) donde se estaba celebrando una boda y añadió un encanto especial
escuchar la música y voces del coro que acompañaban en un entorno tan
apropiado. Los Duques de Medinaceli fueron los promotores de su construcción en
la que se ha utilizado también la piedra arenisca de las canteras de la Sierra
de San Cristóbal y que, al principio, corrió a cargo de Alonso Rodriguez, mismo
maestro mayor de la catedral de Sevilla.
Nos detuvimos para contemplar la estupenda
fachada del Palacio de la Marquesa de Candia, hoy sede de la Academia de las
Bellas Artes en calle Pagador 1 cuya construcción se remonta a 1.782 para acto
seguido recorrer las bonitas calles en dirección de nuestro hotel donde descansamos
un rato antes de cenar a las 21 horas. Nos colocaron en dos mesas circulares que
facilitó la conversación durante la cena que al ser sistema buffet permitió a
cada uno tomar lo que mejor le apetecía. Resultó muy bien. Posteriormente
prolongamos la tertulia en unos cómodos sofás que disponía el hotel, que a más
de uno le pareció un parador nacional dadas las dimensiones, rehabilitación y
adaptación realizada del antiguo monasterio.
Al día siguiente, ya con el cambio de hora
vivido, que permitió una hora más de descanso, pasamos a disfrutar del desayuno
buffet quedando a las 9,30 horas para dejar los equipajes en los vehículos e
iniciar una nueva jornada cultural.
Otra vez paseando llegamos al Palacio de
Araníbar ya que teníamos concertada visita a las 10,00 horas. Aquí está ubicado
el Centro de Interpretación “El Puerto de los Cargadores a Indias” proyecto financiado por la
Unión Europea mediante el Programa FEDER.
Este es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, la
antigua Casa Palacio de D. Juan de Araníbar. Cuenta con un amplio
contenido documental, expositivo y tecnológico y que viene a contribuir al
conocimiento de buena parte de la historia de El Puerto de Santa María,
concretamente, los siglos XV al XIX. La estructura de este Palacio, construido
en 1660, ha servido de base para diseñar el proyecto museológico del Centro de
Interpretación. Un lugar donde conocer los hechos ocurridos en la ciudad previos
al descubrimiento de América, quiénes eran “los Cargadores a Indias”,
el comercio con ultramar, los sistemas de navegación y la arquitectura, que
surge a raíz de la presencia de estos nobles y ricos comerciantes en El Puerto,
así como, las recreaciones de antiguas estancias del palacio, nos trasladaron a
una auténtica Casa de Cargadores a Indias del siglo XVII. Un espacio diseñado y
concebido con el objetivo de dar a conocer esta arquitectura tan singular, así
como, la gran transformación que vivió la ciudad a raíz del descubrimiento de
América. Un periodo histórico de más de 300 años en el que los cambios socioeconómicos,
políticos y culturales tuvieron su reflejo en el paisaje urbano, arquitectónico
y en el esplendor artístico que vivió la “Ciudad de los Cien Palacios”. Tras el descubrimiento de América, la
actividad comercial se convirtió en el motor de desarrollo económico de la
Bahía de Cádiz. En 1717 la Casa de Contratación se trasladó de Sevilla a
Cádiz.
A continuación, entramos y recorrimos el Castillo de San Marcos y gracias a
los paneles y la audioguía pudimos conocer la amplia historia de este
emblemático lugar. La corona lo entregó en calidad de señorío a Alonso Pérez de
Guzmán “el Bueno” cuyo legado recae directamente en la Casa de Medinaceli. Es
cuándo comienza el esplendor comercial de la villa, acometiéndose grandes
reformas del Castillo de San Marcos de 1.454 a 1.501. Sirvió de residencia a
los Duques de Medinaceli. En la época moderna pasó a ser horno, cárcel y
almacén de navíos. Hoy es propiedad de Bodegas Caballero y alberga en su interior una bodega histórica de casi 200 años.
A la salida del castillo paseamos hasta
llegar al nuevo Museo Municipal situado en el antiguo Hospital de la Divina
Provincia fundado en 1.750 como hospital de mujeres, conocido como “El
Hospitalito”, mantuvo su actividad asistencial hasta finales del siglo XX,
momento en que pasó a convertirse en centro de enseñanza. Solo pudimos ver una
parte del museo ya que se estaba realizando una convención en su interior; en
las salas de enfermería se encuentran piezas arqueológicas y etnológicas que
van desde la época tardo-romana hasta la Edad Moderna.
Desde aquí fuimos hacia el hotel, pero
antes pasamos por el Convento del Espíritu Santo donde compramos unos dulces.
Una vez en el hotel, procedimos a llevarnos
los coches hasta el antiguo Monasterio de la Victoria del siglo XVI erigido por
los Duques de Medinaceli. La portada es de gran belleza. Entre 1.886 y 1.981 albergó
las instalaciones del Penal de El Puerto de Santa María. Actualmente se
encuentra restaurado y su uso se destina a albergar actos culturales y
oficiales; las estancias abiertas al patio del claustro en planta baja sirven
como salas de exposiciones, proyecciones y conferencias, cerrándose con
carpinterías de vidrio. Nosotros solo pudimos verlo por el exterior.
Y desde aquí nos desplazamos al
restaurante “Parrilla Bailey’s” en la Avda. Fuentebravía donde teníamos
reservado el almuerzo a las 14,30 horas. Un restaurante interesante donde,
entre otras cosas, tomamos diferentes carnes a la parrilla muy bien preparadas.
Tomados los postres y cafés iniciamos el
regreso a nuestros destinos no sin antes hacer brindis por las personas que no
han podido en esta ocasión acompañarnos.
Fdo. Enrique Gómez del Moral
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