lunes, 28 de marzo de 2011

Angostura del Pajaruco Ruta del día 26-3-11

No hay mejor forma de comenzar un hermoso día primaveral, que alrededor de una mesa con cafés, tostadas, churros, aceite, manteca…. Y así fue como lo iniciamos nosotros en el Bosque.
Una vez repuestos y bien alimentados fuimos hacia Ubrique y después de que Justo se cerciorarse bien de que la ruta era la correcta, comenzamos a caminar.
Dejando a un lado el Puerto de la Silla y teniendo siempre al frente el Salto del Cabrero, viejos conocidos nuestros, recorrimos el camino entre majuelos, fresnos, acebuches, quejigos, escuchando el ruido de las aguas del riachuelo que nos acompaño hasta llegar al Pontón donde se abre una extensa pradera llena de humedad y frescura.
Seguimos por la margen derecha del arroyo hasta llegar a una especie de bosque y dónde el terreno se hizo más pedregoso y árido. En éste punto, algunos nos volvimos para la pradera a esperar que el resto coronara la cima.
Comimos todos juntos a la sombra de un viejo acebuche de tronco retorcido, fantástico que sirvió para dar cobijo, al terminar de comer al descanso de algunos.
Los árboles y florecillas multicolor que había nos sirvieron a otros, aficionados a la fotografía,  de modelos para añadir a la colección.
Buscando un cafetito, volvimos al Bosque, después de disfrutar de un agradable día de primavera lleno de frescura y color. 

Maribel

sábado, 19 de marzo de 2011

Andakanos en Navarra. Junio 2009

Buscando no se que cosa he encontrado una carta que en su día me remitió Blanca, conteniendo la reseña del fin de curso en Navarra, y que involuntariamente yo había extraviado, pido disculpas por este descuido, y para subsanarlo aquí esta la reseña.

Como viene siendo habitual al finalizar el curso y antes de la dispersión veraniega, los Andakanos nos fuimos pata la semana de convivencia, este año al pirineo navarro. Nos fuimos en dos furgonetas de 9 plazas alquiladas para la ocasión, como nueva modalidad de desplazamiento.

El agobiante calor del sur se fue templando hasta llegar al verde refrescante de un pueblecito sobriamente alegre con sus casas de piedra gris adornados con flores, en el corazón del valle de Salazar, llamado Escaroz. Salvo un saludo inoportuno de un guardia civil burgalés que le dio el alto a Encarnita por haber pasado a 123 kms en un adelantamiento, con su correspondiente parón y multa, el viaje fue perfecto. Instalados en las casas correspondientes según estado social, disfrutamos de una agradable cena en Casa Carlos que nos predijo un hermoso día para nuestro primer sendero.

Y como había previsto el día amaneció claro y luminoso, nos marchamos contentos hacia la selva de Irati, un poco apenados, eso sí, por haber dejado a Juan batallando con un virus que le retorcía las tripas. Ascendimos por sombreadas carreteras hasta los altos montañosos de Abodi, en el paso de Tapla dejamos los vehículos, y seguimos ascendiendo hasta la cima, donde el paisaje nos sobrecogió, teníamos en un fondo circular de 360º, los pirineos orientales coronados de nieve, la esplendida selva de Irati, la frontera con Francia, el final del embalse de Irabia, el pico de Ori con sus 2020 metros con una visibilidad perfecta, podíamos perdernos en un horizonte sin limites. Al bajar nos asomamos al mirador de Goñiguro que desde sus 1474 metros nos dio otro ángulo de visión. Descansamos para el bocadillo y emprendimos el descenso, saludamos al pastor que reunía sus ovejas esparcidas en racimos por las verdes lomas. Al regresar hicimos una parada en el delicioso pueblo de Ochagavia donde se cruzan los ríos Zatoya y Anduña, desde allí subimos hasta la Ermita de Muskilda en un espeso hayedo, allí saltaron las notas de la Salve rociera desde los corazones hasta el cielo del valle, rompiendo el silencio como un vuelo de alegres pajarillos. Cena entrañable en la casa grande.

El segundo sendero nos llevó desde el misterio de la lejanía a la sorpresa y magia del bosque encantado de hayedos y abetos, donde la luz filtrada te invita a la ensoñación. Partimos desde las casas de Irati, donde dejamos los coches, ascendiendo por estrechos senderos y dejando a la izquierda el curso del río Urtxuria, llegamos al embalse de este mismo nombre donde paramos la comida y descanso, el regreso lo hicimos por una sendaestrecha con duros desniveles, en un desvío nos asomamos al mirador de el Boche-Akerreira con una hermosa vista, siguió el camino en bajada y oímos el lamento de lagunas rodillas, y por fin dimos vista a la ermita de las Nieves, sin gran interés pero un bonito enclave. Como la ruta fue algo más dura no teníamos gana de preparar la cena y nos invitamos a Casa de Carlos, que nos sirvió entre otras cosas boletus edulis y deliciosas alcachofas de la zona.

El tercer día nos fuimos hacia Roncesvalles, aunque hicimos una primera parada en Aribe, ya que desde allí parte un sendero hacia el roble milenario por un bosque húmedo de boj y fresas silvestres. El milenario nos sorprendió al final del sendero sostenido por especies saprofitas, que quitándole vida lo mantienen en pie como un guardián del bosque, desde allí otro sendero nos llevó hacia las bocas de unas antiguas minas camufladas en el verde, hasta desembocar en un paraje bucolico donde se encuentra la casa de un antiguo balneario, allí en un recodo del río, cuentan los lugareños que se sentaba a pescar el mítico Heminguy mientras bebía una botella tras otra del vino del lugar.

Recogimos a Maribel en el puente de Aribe y seguimos camino hacia Roncesvalles, hito histórico en el Camino de Santiago y cruce de caminos, visitamos la iglesia casi en penumbra donde destacaba la luz del vestido plateado de la Señora del lugar, detrás las esbeltas vidrieras de tonos azules invitaban a la oración.

Pasamos al claustro de piedra gris y tosca arquitectura, después salimos a comer al merendero del recinto. A las 4 de la tarde, teníamos cita para la visita del museo que aunque pequeño, contiene algunas piezas de gran interés que nos hizo resaltar el apuesto guía que nos acompañó, entre ellas, un tríptico de la escuela del Bosco con algunas curiosidades que el guía nos comentó, el ajedrez de plata y esmaltes azules atribuido a Carlos Magno, que además de belleza contiene claves esotéricas para personas iniciadas, la corona de la Virgen hecha con las joyas del pueblo y una arquetita de plata con un delicado trabajo de filigrana, monedas, libros antiguos cuadros y alguna cosa más.

A las 17,30 teníamos que recoger a María en Pamplona y aunque llegamos con retraso dimos pronto con ella gracias al invento del móvil. Pamplona nos transmitió su buena energía y ambiente festivo, ya estaban colocadas las barreras en la plaza de toros, recorrimos la calle Estafeta hasta la plaza del ayuntamiento, que como suele ocurrir nos pareció pequeña, continuamos un reposado paseo por el centro, visitamos la Catedral y la iglesia de S. Lorenzo donde encontramos al Santo del báculo que junto a S. Saturnino patronea la ciudad. Esa noche aunque ya era 25 celebramos el santo de Juan y el cumple de María con pasteles y chupito, invitación de los homenajeados. Los pasteles pamplonicas eran deliciosos.

El día 26 nos fuimos al valle del Roncal para hacer una corta ruta por las orillas del río Esca, salimos desde el cementerio del pueblo donde desde la reja pudimos contemplar el mausoleo de Gayarre, de mármol y bronce, obra sublime de Mariano Benlliure.

Como los senderos anteriores fueron tan esplendidos este nos pareció algo pobre, contaminado por el ruido de una carretera cercana y los olores poco agradables desprendidos de la depuradora del pueblo. En el Roncal compramos quesos de origen y regresamos a Escaroz, donde nos esperaba una barbacoa que Joaquín nos preparó con la maestría y el cariño de siempre, con carnes de la zona.

A la comida, regada con buen vino tinto del consuegro de Enrique al que siempre recordamos, siguió un dúo por bulerías entre Joaquín y María que fue todo un regalo y también un arranque por sevillanas de lo más sabroso.

Después cada uno disfrutó a su gusto de un tiempo libre para terminar en la tarde noche con un paseo por un camino peatonal paralelo al río. Al regreso ya noche cerrada, pero con un cielo limpio, pudimos contemplar las estrellas y perdernos en su luz, algunos vieron también estrellas en la tierra, esos animalitos a los que llaman luciérnagas.

El 27 salimos hacia Lumbier, nos adentramos en un pequeño bosque mediterráneo de robles, carrascos, enebros, boj y té de roca, hasta llegar a un balcón sobre el vacío, la Foz de Arbayun, nos fascino con sus acantilados rocosos de tonos rojizos, ocres y grises del que se destaca el verde del espeso bosque, en el fondo el correr del río, y de vez en cuando el vuelo majestuoso y sereno de los buitres leonados, que tienen allí su morada, y que a más de uno le hicieron soñar con alas.

Extasiados ante tanta belleza pasamos allí un buen rato y cada cual intentó atrapar en su cámara o en su mente el instante vivido. Regresando a los coches y ya fuera del bosque había un pastizal lleno de flores violetas de largos tallos, y algunas mariposas multicolores, se columpiaban posándose en ellas, un momento mágico de lo más sencillo, Encarnita sin duda recogió la imagen. Seguimos caminohasta un poblado romano en la loma de un montículo, desde allí pudimos contemplar la Foz de Lumbier, donde el río Irati irrumpe con más fuerza, saltando de roca en roca, par seguir su curso por el valle dando vida y belleza al paisaje.

A las 4 de la tarde teníamos prevista la visita al monasterio de Leire enclavado en valle y con la sierra del mismo nombre al frente. El monasterio es una muestra de la evolución del arte románico desde sus inicios en el siglo X con el pórtico de la cripta, muy rudimentario, hasta la magnifica portada del monasterio ya del siglo XII con esplendidas figuras esculpidas en la piedra. La siguiente parada fue en el castillo de Javier, ¿qué decir de esta visita?, el paraje es hermoso y la historia rica, la escuchamos en un audífono mientras visitábamos el castillo, con museo, estancias, capilla, torre y almenas.

Hicimos otra parada en Sangüesa con sus casa blasonadas, el castillo de Viana, que fuera residencia de los monarcas navarros, su biblioteca, y la “ortofotografía” de tamaño natural de la portada románica más hermosa de Navarra. Que pertenece a la iglesia de Santa María la Real, cerrada por obras.

Con la visita del claustro e iglesia de S. Francisco, del siglo X, terminamos las visitas culturales de ese día, no sin antes recibir algunas amonestaciones de un padre capuchino que quería invitarnos a su misa , pero nosotros teníamos el interés puesto en las poleás de Loli que pronto estuvieron a punto para clausurar la semana de convivencia, pronto el olor a matalauva y canela se paseó por las calles del pueblo y Miguel cuchara en mano esperaba el fin del reparto para hacerse con la olla y dejarla como una patena.

Encarnita, sensiblemente emocionada por la perdida de su cámara, tomó la palabra y en nombre del grupo dio la bienvenida a María como una Andakana más.

El día 28 con filigranas de nubes rosadas cruzando el cielo los andakanos recogimos los bártulos y emprendimos el camino hacia casa, los días pasaron rápidos y como siempre fueron entrañables y enriquecedores, dejamos a María en Vitoria y rodando rodando llegamos a Sevilla a la hora prevista. Agradecemos a la vida el poder contar con este grupo de amigos donde cada uno encuentra el espacio de poder ser él mismo y uno con los demás.

Fdo.: Blanca