Como si fuera el epílogo de una gran obra
literaria, quiero dirigir estas sentidas palabras a la familia Andakana que me
ha acompañado en las rutas a lo largo del año y sin olvidar a los ausentes por
distintos motivos.
Ya vamos
alcanzando una edad que por ley de vida, se intuye el último tramo del sendero
–aunque espero que sea largo y fructífero- y todavía experimentemos juntos
muchas vivencias.
Me siento un ser
privilegiado y orgulloso de verme rodeado y arropado por tan extraordinarios
compañeros y amigos que me han hecho disfrutar de tan buenos momentos por los caminos que hemos
recorrido.
Quiero hacer una
mención especial a nuestro “guía supremo”, Justo –con el apoyo por supuesto de
Enrique G. y el soporte de Encarnita y María-por su inestimable trabajo en la
elaboración de las rutas y alojamientos. Gracias a ellos hemos disfrutado de
unos fabulosos paisajes, comidas y estancias, pero yo resaltaría por encima de
todo los inolvidables momentos de convivencia entre buenos amigos.
Reitero las
gracias, un abrazo para todos y hasta el próximo curso,
Miguel