jueves, 15 de abril de 2021

Vía verde de la Sierra Sur, DE la Estación de Coripe a la de Zaframagón. 10-4-2021

 Un cielo azul con nubes de algodón, y la silueta de un abrupto peñón de más de 500 metros, una danza de buitres planeando en torno a la cumbre donde guardan sus nidos, y bajando la vista a nuestros pies un riachuelo que surge de la garganta formando una pequeña cascada que se derrama entre arenas finas, abundante flora y si escuchas el silencio oirás el trino de los pajarillos que andan locos preparando sus nidos. En este rincón mágico nos encontramos los trece andakanos que habíamos dejado Sevilla por la carretera de Utrera, regalándonos la vista con las laderas de verdes aterciopelados y los caseríos blancos con sus avenidas de palmeras, acercándonos ya a Montellano, derramado como cola de novia sobre un montículo, fuimos divisando en el horizonte las sensuales curvas de la sierra Sur, llegamos a la estación de Coripe y buscamos el aparcamiento de la vía verde en uno de sus tramos, nos costó aparcar, pues ahora la gente sale mucho al campo, algo positivo de estos tiempos de confinamientos.

Desde allí partimos por uno de los muchos caminos que de allí parten, el de Zaframagón que es otra de las estaciones y donde hay un centro de interpretación que no pudimos visitar por estar en obras, pero si estaba abierta la cantina unos metros más adelante, “aleluya” teníamos cerveza fresca y un gran salón a cielo abierto para disfrutar de nuestros bocadillos.

Después de descansar, desde allí nos fuimos por un senderito perdido entre jaras rosas y retamas amarillas hasta el rincón que he comentado.

Regresamos al camino para emprender el retorno, pero antes nos asomamos al viaducto, que para salvar el barranco, construyeran para el paso del tren, aunque el tren nunca pasó porque el proyecto se rompió en el camino.

Volvimos a pasar los túneles con cuidado de no tropezar con piedras ni gente, y llegamos a la estación de Coripe y nos sentamos en la terraza para tomar café u otra cosa, salieron dátiles de Israel, esta vez fue Mercedes y José Francisco los portadores, con el recuerdo de la tierra prometida, tras los dátiles dulces y jugosos nos despedimos con paz, alegría y gratitud por tan hermoso día.

Fdo.: Blanca

Andakana Mayor

sábado, 10 de abril de 2021

Cerro del Hierro 27-3-2021

Volvió a llover azahar sobre Sevilla, y las bauhinias de la universidad están cubiertas con sus esplendidas flores blancas y lilas. Los desfiles de esta Semana Santa se han desplazado a los centros de vacunación con la esperanza puesta en que esas gotas de veneno nos salven la vida. Esa son las circunstancias, el hecho es que 17 andakanos nos fuimos a buscar una nueva aventura, esta vez por el valle del Guadalquivir que, aunque no tiene la fama mítica del Nilo, no lo envidia en fertilidad y belleza, pasamos blancos pueblos rodeados de naranjos y huertos, hasta que en una de las vueltas de la carretera dejamos la llanura y entramos en la sierra con la jara ya en flor. En las laderas de las colinas verdes entre las sombras de las encinas se movían tranquilas las ovejas esperando el esquilo.

Llegamos al parquin del parque natural de Cerro del Hierro, donde dejamos los coches y nos hicimos la foto de salida, delante de las ruinosas casas de los ingleses, desde allí sendereamos entorno al cerro hasta llegar a la cumbre donde nos asombró por su abrupta belleza. La tierra rojiza fue retirada a pico y pala para extraer el metal tan preciado en la época del desarrollo ferroviario, allí quedó el esqueleto kárstico formando paisajes únicos que se pueden contemplar desde los diferentes miradores. En las simas y desfiladeros crecen plantas y arbustos, destacaban los saucos con sus ornamentales flores blancas que parecían convocadas para el adorno de una boda imperial. Después de otear desde arriba bajamos al fondo de la mina y por un sendero estrecho cubierto de plantas recorrimos las entrañas de la mina con cuidado de no perdernos en aquel laberinto.

Encarnita encontró la orquídea erótica “la mujer desnuda” agrupadas ellas en un ramillete rosado de una delicadeza exquisita.

Volvimos a los coches y nos fuimos hacia el área recreativa de “El Martinete”, pero había tanta gente que no encontramos sitio para aparcar, volvimos a San Nicolás y en la zona de recreo junto al nacimiento del Huezna nos sentamos a comer los deseados bocadillos, las botas de Baco circularon y bombones, turrones, dátiles y chocolatinas endulzaron el festín. Ojeada al nacimiento del río y nos despedimos contentos y agradecidos como siempre de haber disfrutado un día más del lado bueno de la vida.

¡Feliz Semana!

Fdo.: Blanca

Andakana Mayor