Un cielo azul con nubes de algodón, y la silueta de un abrupto peñón de más de 500 metros, una danza de buitres planeando en torno a la cumbre donde guardan sus nidos, y bajando la vista a nuestros pies un riachuelo que surge de la garganta formando una pequeña cascada que se derrama entre arenas finas, abundante flora y si escuchas el silencio oirás el trino de los pajarillos que andan locos preparando sus nidos. En este rincón mágico nos encontramos los trece andakanos que habíamos dejado Sevilla por la carretera de Utrera, regalándonos la vista con las laderas de verdes aterciopelados y los caseríos blancos con sus avenidas de palmeras, acercándonos ya a Montellano, derramado como cola de novia sobre un montículo, fuimos divisando en el horizonte las sensuales curvas de la sierra Sur, llegamos a la estación de Coripe y buscamos el aparcamiento de la vía verde en uno de sus tramos, nos costó aparcar, pues ahora la gente sale mucho al campo, algo positivo de estos tiempos de confinamientos.
Desde allí partimos por uno de
los muchos caminos que de allí parten, el de Zaframagón que es otra de las
estaciones y donde hay un centro de interpretación que no pudimos visitar por
estar en obras, pero si estaba abierta la cantina unos metros más adelante, “aleluya”
teníamos cerveza fresca y un gran salón a cielo abierto para disfrutar de
nuestros bocadillos.
Después de descansar, desde allí
nos fuimos por un senderito perdido entre jaras rosas y retamas amarillas hasta
el rincón que he comentado.
Regresamos al camino para
emprender el retorno, pero antes nos asomamos al viaducto, que para salvar el
barranco, construyeran para el paso del tren, aunque el tren nunca pasó porque
el proyecto se rompió en el camino.
Volvimos a pasar los túneles con
cuidado de no tropezar con piedras ni gente, y llegamos a la estación de Coripe
y nos sentamos en la terraza para tomar café u otra cosa, salieron dátiles de Israel,
esta vez fue Mercedes y José Francisco los portadores, con el recuerdo de la
tierra prometida, tras los dátiles dulces y jugosos nos despedimos con paz,
alegría y gratitud por tan hermoso día.
Fdo.: Blanca