A las puertas del verano, estación propicia para las
amistades efímeras en el mundo juvenil, es el momento oportuno para los
Andakanos de enraizar esa amistad que nos une hace ya casi 20 años, con la
salida de Fin de curso, este año hemos escogido la región de Babia y Luna, al
norte de León.
Salimos el lunes 11 en dos vehículos, la autocaravana de Justo con 6 Andakanos, y el coche de
Enrique con 5. Nos fuimos por la autovía de la Plata, que atraviesa paisajes
serenos de dehesas de encinas, nubes, vacas y retamas en flor.
En una de las paradas que hicimos vimos que estábamos muy
cerca de Cáparra y aunque ya la
conocíamos, nos hizo ilusión ver de nuevo ese arco tetrapilo del siglo I antes
de Cristo, testimonio del legado romano que resiste el paso del tiempo. Pasado
León apareció ante nosotros el precioso rincón que alberga el pantano de
Barrios de Luna, con su puente colgante y sus abundantes aguas, hace años que
no se veía así de lleno, una vez rebasado este entramos en el valle de Babia,
uno de los que conforman la comarca de Cuatro Valles, entre los montes de León,
con sus pueblecitos apoyados en las laderas, llegamos a las 20 horas a la
Casona de Babia en el pueblo de San Emiliano, donde fuimos acogidos con
amabilidad por los dueños en la que sería nuestra casa durante unos días.
El Martes 12 anunciaban agua todo el día, así que decidimos
irnos a León de visita cultural, dejamos los coches en un parking céntrico y
nos fuimos a la Catedral para recordar su belleza de luz y piedra, esta vez con
audio guía, que nos iban contando su historia, a continuación nos fuimos a San
Isidoro, románico con agregado gótico en el cabecero, no fue posible visitar la
cripta, la Sixtina del románico, así que nos fuimos paseando por las calles
admirando la casa de los Botines, de Gaudí y el palacio antiguo, que alberga la
Diputación, donde entramos a ver su patio neoclásico, seguimos hacia la plaza
Mayor con sus soportales y su ayuntamiento viejo con elementos barrocos, desde
allí nos pasamos al barrio Húmedo, donde tomamos unos pinchos en la zona más
animada.
Dirigimos nuestros pasos hacia el parador nacional de San
Marcos, que nos lo encontramos cerrado por obras, a cambio pudimos entrar en la
iglesia adjunta, gótico tardío con precioso retablo.
Paseamos por la avenida principal, la de Ordoño II y nos
fuimos para los coches donde nos llevamos la sorpresa de una multa por pasar se
de la hora, multa pagada y regreso a casa por la autovía de peaje donde un nomo
dentro de una maquina le riño a Enrique que quería meter su tarjeta por donde
no debía y ese ¡Que no la meta! Nos proporcionó risas para el resto del viaje.
El miércoles 13 nos
fuimos hacia la alta Babia por una preciosa carretera entre chopos alisos,
pinos y prados verdes donde pastaban vacas con sus terneros, pasamos por varios
pueblos con sus casas de piedra gris y su pequeña iglesia con pórtico y
espadaña. Dejamos los coches en La Cueta, el pueblo más alto de la zona y desde
allí comenzamos el sendero de “las fuentes del Sil”, el sendero completo era
demasiado largo y Justo pensó que iríamos solo hasta la primera fuente la
“Fuentona de Bocanegra”, una cascada que surge con fuerza de la montaña por una boca o agujero negro y
desciende por la ladera hasta encontrarse con el río Sil, allí dejamos a 3
andakanos y los demás seguimos para subir hasta un collado donde había neveros.
Los prados estaban sembrados de múltiples flores, algunas
autóctonas como las orquídeas moradas y blancas, la genista tintaba las laderas
de amarillo y el brezo de morado formando un paisaje mágico que nos llevó a
estar un rato en silencio impregnándonos de la energía del lugar. Ensimismada
con tanta belleza Juana piso una caca de vaca, resbaló y se sentó en ella
embadurnando su trasero con el mejor de los olores. Compró lotería por si
acaso…
Comimos sentados en la pared de piedra de una linde,
amparados por un rayito de sol y continuamos hacia el pueblo para rescatar a
los tres que habíamos dejado, ellos se habían instalado en la terraza de un bar
junto a un curso de agua y Estrella, la simpática cantinera le había servido
viandas del lugar. Nosotros nos unimos para tomar café y escuchar a la señora y
a su simpático nieto Mateo y finalmente regresamos a San Emiliano.
El jueves 14 nos vamos de Babia por una bonita carretera de
montaña buscando las cuevas de Valporquero, una maravilla de la naturaleza
escondida en el vientre de una montaña que un pastos encontró por casualidad en
el siglo pasado y que poco a poco se han abierto al público 7 hermosas salas con
variedad de figuras colgadas de los techos y sembradas en el suelo, columnas y
banderas con coloridos y formas diversas. El río que atraviesa la cueva y que
fue el responsable de tal maravilla corre abundantes este año lluvioso,
manteniendo las cascadas y los lagos que estas forman.
Antes de entrar con un guía en las cuevas tuvimos tiempo de
recorrer un trozo de la ruta de Exokaer que gira entorno de la montaña con
varios puntos de interés, subimos hasta la cascada de los osos a través de un
bosquecillo de avellanos y praderas de bonitas flores, desde allí divisamos una
montaña rosada cubierta de brezo en flor.
Después del recorrido por la cueva que duró 90 minutos,
buscamos cobijo de unos árboles para con lo que llevaba cada uno y lo que
agregó Encarnita del fondo de la autocaravana compartir una comida de retales
muy satisfactoria. Subimos con la ilusión de un café hasta la Atalaya, pero la
cafetería estaba cerrada, como la bandera de España ondeaba en la cima, algunos
se arrancaron con el himno a sus colores, lo que Encarnita aprovechó para
grabar en video que quedará para la posteridad. Buscamos el café en el pueblo
vecino y también estaba cerrado, seguimos hasta los Carmenes donde si
encontramos una cafetería y pasamos un rato agradable a la sombra de un aliso,
de allí pasamos a las hoces de Vegacervera donde el río Torio se encajona entre
dos paredes rocosas de una belleza salvaje durante 5 kms, en un ensanche
bajamos de los coches para hacer fotos y disfrutar mejor del paisaje. Llegamos
a San Emiliano con sus montes protectores y sus nidos de cigüeñas, que son como
sus señas de identidad, rica cena y a la cama.
El viernes 15 nos vamos para Asturias, desde Torrestrio
hasta el alto de la Farrapona subimos con los coches por una carretera llena de
baches y empinada donde para colmo nos encontramos con un grupo de
ciclistas que subían, la autocaravana se
acopló a su ritmo, y los del coche subieron por delante hasta el alto para
esperarlos y animarlos, el alto de 1704 metros estaba tan envuelto en nubes que
apenas se veía. Por fin empezamos a bajar hacia los lagos de Saliencia en el
principado de Asturias y las nubes fueron pasando dejando ante nuestra vista
unos paisajes grandiosos, un cerco de montañas grises dibujando en el cielo sus
picos y sus huecos cargados de nieve rodeando un lago glacial que más bien
parecía un cráter de un volcán. Era el primero de los lagos, “el de la cueva”
por una boca de mina que hay en su orilla, allí pasamos un buen rato
haciéndonos fotos con los ciclistas que también llegaron al sitio, luego
tomamos un senderito estrecho a media ladera que rodea todo el lago y que
después de una subida considerable nos llevó al segundo lago “el Calabazazo”,
algo mayor que el anterior, por el lateral norte de este bajaba una cascada
desde los neveros que se perdía en el lago y que nosotros teníamos que saltar
para seguir camino, se buscó el sitio más oportuno para el paso y los
andakanos, como siempre dimos la talla saltando a un atolladero empantanado,
era difícil de salir pero lo logramos y alcanzamos el tercer lago, “el
Cerveriz”, allí buscamos un rincón pedregoso al resguardo del viento para comer
mientras las nubes bajaban de nuevo hacia el lago.
Tomamos el camino de retorno al alto de de la Farrapona
donde teníamos los coches, como broche de oro de un día tan completo nos fuimos
por una carretera que atraviesa el parque nacional de Somiedo que discurre
entre bosques muy verdes y espesos y paredes rocosas de gran belleza, fueron 20
kms de gozada hasta llegar a Pola de Somiedo donde tomamos café y disfrutamos
de las bonitas vistas del pueblo que se veían desde los ventanales del
restaurante cuyo dueño nos dijo como en pocos años la vida agrícola había sido
reemplazada por el turismo en más del 50%, volvimos a Castilla-León por el
puerto de Somiedo. Cena en la Casona de San Emiliano.
El sábado 16 nos tocaba la laguna de “Las Verdes”, para ello
nos dirigimos al pueblo de Torre de Babia, donde dejamos los coches y
emprendimos una subida por los montes de León donde las piedras grises afloran
mezclándose con los amarillos de retama y genista. Alos 5 kms de camino
encontramos un valle cerrado donde había refugios de montaña pero no estaba el
lago, tuvimos que seguir subiendo por un camino estrecho con precipicio lateral
donde Loli superó su apanicamiento a la fuerza como ella dice, llegamos por fin
a un circo de montañas grises cargadas de neveros que van soltando agua que
rompe los prados del valle con su espuma blanca cual serpiente emplumada, la
singularidad de este lago que más bien es un chagüeso o charco por su poca
profundidad, radica en su color verde dado por las muchas plantas que crecen en
su fondo y las praderas verdes que tiene en sus orillas.
Hicimos fotos, comimos, contemplamos, paseamos y cuando fue
oportuno emprendimos el regreso. Las banderitas rojas que encontramos en el
camino eran las señales para una carrera que tenía lugar esa tarde desde uno de
los pueblos, así que al llegar a Torre de Babia nos unimos a los lugareños para
animar a los participantes, 190 corredores y otros tantos mochileros o sherpas
que llevaban sus bultos. Pasarían la noche bajo las estrellas arriba en la
laguna para continuar corriendo al siguiente día, nosotros regresamos a la
Casona contentos de haber culminado un año más las rutas propuestas.
El domingo 17
a las 8,45 dejamos la Casona y emprendimos la ruta de
regreso a nuestros hogares, que encontraríamos calentitos según las
previsiones. Pasado León Encarnita que había dejado a su hermano delicado,
recibió la noticia de que se había agravado e ingresado en la UCI, la
autocaravana forzó la marcha sin parar, solo para repostar, llegamos a Sevilla
sobre las 5,30 horas.
El fin de curso en Babia quedará en nuestras memoria como un
baño de energía en una naturaleza genuina y salvaje. Buen verano a todos.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor