El 6 de
junio de 2013, doce andakanos más una candidata “andarroja” salimos de Sevilla,
con un cielo más bien otoñal, con destino a las Merindades, antiguas comarcas
del norte de Burgos.
La
mejorana y la jovencita “Mercedes Benz” avanzaron por campos andaluces,
extremeños y castellanos, donde la madre Tierra fue cambiando de aspecto, hasta
llegar a los verdes prados del norte rodeados de bosques. Como íbamos bien de
tiempo hicimos una parada cultural en Frómistas (Palencia) que tiene tres
iglesias importantes, y es paso del Camino de Santiago, de las tres solo
pudimos visitar dos de ellas, la de San Pedro, gótica, pero la joya es la de
San Martín del s. XI con planta basilical, capiteles, cenefas ajedrezadas y
numerosas estatuillas de personajes bíblicos y seres mitológicos propios del
románico. A las 19 horas llegamos a
Quitanilla del Rebollar, donde Olga nos dio la bienvenida a su encantadora
“Posada Real”, restaurada y decorada con buen gusto. La primera cena fue un
placer, y la de todos los demás días, tanto por su elaboración como
presentación.
El día
7, teníamos un pronóstico de lluvia del cien por cien, así que nos fuimos de
turismo cultural. El paisaje era hermoso, con las formaciones kársticas,
similares a murallas de color ocre y gris que continuaban con las verdes faldas
de los montes y que se perdían en los verdes de los valles, donde pacían las
vacas y crecían las flores. Llegamos al pueblo de Frías, casi solitario, con su
castillo sobre un risco saliente, debajo del cual se albergaba el pueblo, subimos
al castillo y a la torre del Homenaje, desde donde gozamos de hermosas vistas
del entorno.
Desde
allí fuimos a Oña, otro pueblo interesante, lo que más el monasterio de San
Salvador, con su iglesia gótica dedicada a San Iñigo, en unos frescos primitivos,
se cuenta la historia de Sta. María Egipciana, la sacristía con mobiliario de
nogal y vitrinas con restos de telas preciosas y trajes de los nobles locales,
que también tenían en la iglesia sus singulares sepulcros de madera tallada,
únicos en Europa. Por la tarde empezamos un bonito sendero por el desfiladero
del río Oca, pero la lluvia nos hizo retroceder y nos fuimos a Tobera para ver
los saltos de río Molinar y su ermita
escondida en el bosque y que estaba cerrada. Con lluvia salimos y con lluvia
volvimos a nuestra posada.
Para el
día 8, también pronosticaba lluvia, pero nos hicimos los sordos y nos fuimos a
un sendero que partía de allí mismo, “Entre desfiladeros”. El río Trema en
millones de años ha formado un gran cañón de altas paredes talladas con
singulares formas y ahora corre manso entre olorosos espinos blancos y otros
arbustos en flor, llegamos hasta el pueblo de Cornejo, donde dimos una vuelta
sin encontrarnos con nadie y regresamos por el mismo camino. En los coches nos
fuimos a Espinosa de los Monteros para la comida, en la plaza porticada de
Sancho García, encontramos un restaurante adosado a la iglesia.
Por la
tarde, nos fuimos al parque natural de “Ojo de Guareña”, donde hay una cueva de
unos 100 kms de larga aunque solo son visitables 400 metros , allí nos
adentramos con nuestros cascos puestos, el interés era escaso, aunque fue
curioso ver uno de los silos recién descubiertos donde la gente guardaba los
cereales enterrados en la cueva. Al final del recorrido salimos a la ermita de
San Tirso y San Bernabé del s. XVII y XVIII, la bóveda de la cueva estaba
pintada con episodios de la vida del santo.
Los
exteriores eran más hermosos que la cueva en si, ya que con los siglos las
paredes erosionadas de las rocas formaban castillos, iglesias y cuantas
figuras, la fantasía de cada uno podía ver.
El
domingo día 9 había llovido toda la noche y además hacía viento, así que otra
jornada de cultura, esta vez a Medina de
Pomar, un pueblo con mucho señorío. La primera visita fue al monasterio de
Santa Clara, donde Juncal nos explicó con mucho encanto la historia del lugar
ligada a la noble familia de los Velascos. La joya del monasterio está en lo
que en otro tiempo fuera el pudridero de la familia y es una talla de Cristo
yacente de gran perfección anatómica, obra del escultor Gregorio Fernández.
Seguimos con la visita del Alcazar de los condestables del año 1380, hoy es
propiedad del Ayuntamiento y contiene el museo histórico de las Merindades. En
la plaza de Somovilla los lugareños celebraban su propio Rocío con bailes y
tamboriles.
Después
de comer nos fuimos a visitar el centro interpretativo del arte románico de las
Merindades en la ermita de S. Millán, sin mucho interés.
Seguimos
hasta Pedrosa de Tobalina donde el río Jerea forma una gran cascada que según
los lugareños es el año que más agua lleva, paseamos por los alrededores y ya
de regreso visitamos la iglesia de San Pedro de Tejada, acompañados por un
guiño del sol llegamos a la Posada Real
para la cena.
El día
10 salimos hacia Barbanera para acceder al monte Santiago, que recorrimos casi
al completo, al principio atravesamos un hermoso hayedo entre luces y sombras
hasta llegar a la esquina de Rubén, un mirador desde el que contemplamos los
valles alaveses y el pueblo de Orduña.
El
sendero recorría luego el borde de los farallones rocosos donde los buitres
tienen sus nidos, así que cada poco alguno salía para regalarnos un hermoso
vuelo alegrando nuestra vista, entre vuelo y vuelo llegamos a la cascada del
Nervión que baja como un velo de tul por una pared de unos 300 mts. Bajo una
encina comimos y descansamos, antes de regresar entramos en una umbría para ver
el nacimiento de la fuente del Nervión, en un rincón idílico, también vimos
algunas dolinas y atrapalobos.
Para
rematar el día nos fuimos a San Pantaleón de Losa, una iglesia románica que se
encuentra en una “Peña Colorada”, un monte erosionado con forma de quilla de
barco, el cura vino a explicarnos con entusiasmo y gracia su historia y
elementos de interés, era un sitio mágico y bucólico donde disfrutamos mucho.
El día
11 salimos hacia Villalateja, donde el río Rudrón nos condujo entre paredes
rocosas, cantos de pajarillos y múltiples florecillas hasta su encuentro con el
Ebro que baja en cascada cerca de la central el Porvenir. Desde allí regresamos
al pueblo, donde a la sombra de dos castaños de india y el murmullo del agua
nos comimos los bocadillos acompañados de una cerveza fresca. Seguimos hasta
Orbaneja del Castillo, donde un riachelo que nace en una cueva baja entre
peñascos formando una bonita cascada, las gotitas de agua dan lugar a un
microclima especial con musgos y líquenes, para terminar debajo de un puente en
dos piscinas naturales de aguas cristalinas.
San
Martín de Elices fue la siguiente iglesia que visitamos y una de las mejores,
la encontramos llena de gente que despedía a un vecino en su último viaje. Al
entrar un rustico claustro perfumado de rosas nos dio la bienvenida, cuando
salieron los lugareños pudimos visitar la iglesia aun iluminada. Ya en
carretera nos salió al paso el anuncio de una iglesia rupestre y nos acercamos,
en su tiempo servía para el rezo común de los ermitaños, pero de escaso interés
por no estar documentada. Seguimos hasta Arroyuelo donde bajamos a un mirador
para ver el Ebro serpenteando por el fondo del cañón. Luego pasamos por
Pesquera del Ebro, llamado el pueblo de los escudos por las muchas casonas
blasonadas, y por último esta vez desde fuera, la iglesia románica de San
Miguel de Cornezuelo.
El día
siguiente, el día 12 salimos hacia la frontera con Cantabria, para subir al
portillo de la Lunada
donde desde un mirador pudimos contemplar y sentir la paz de los valles
pasiegos, en la montaña quedaban algunos neveros y en el fondo divisamos el cantábrico
entre neblinas.
Nos
fuimos a visitar la iglesia románica de Siones del s. XI aunque en los arcos se
aprecia el paso al gótico, comida y siesta
en un parque del pueblo y alas 16,30 fuimos a visitar San Lorenzo de
Vallejo, nos acompañó a la visita una encantadora anciana con cara de virgen,
que nos explicó a su manera los elementos de la iglesia. Nos encantó a todos.
La tarde que restaba fue libre, casi todos nos fuimos a Puentedey, pueblo que
descansa sobre un puente natural hermosísimo de 15 mts. De altura, el río Mea
que ahora corre manso, cambió su curso hace millones de años formando esa
maravilla.
Y llegó
el día 13 y con él el viaje de regreso, a las 7,30 todos en la puerta
despidiendo a la Sra. Olga ,
y emprendimos el regreso a Sevilla. Salimos con fresco y nubes bajas y fuimos
pasando del verde al secano con buen ritmo, a las 18 horas estábamos en casa,
contentos de haber pasado un año más unos días de convivencia descubriendo
otros rincones de España, culturas y bellos paisajes. Gracias a todos y cada
uno por su presencia y singularidad y gracias a Dios que nos mantiene en salud
y paz.
Fdo.:
Andakana Mayor.