jueves, 4 de enero de 2018

Navidad senderista 2017. 2 y 3 de diciembre

El 2 de diciembre de 2017, once andakanos tomamos el camino hacia Ronda, en una mañana soleada y fresca. Después de una parada para el desayuno, seguimos camino hasta dejar los coches en plena sierra, junto al sendero del “Cordel de Morón”, una ruta nueva, que nos llevó primero por un bosque de pinos piñoneros de copas altas y cimbreantes, siguió otro bosque de encinas que se prolongó por unas colinas de prados verdes con alguna que otra encina aislada, en una de ellas especialmente bonita, nos hicimos una foto de grupo.
Pasamos luego a una zona más salvaje con un senderito casi perdido entre jaras, retamas, romero, lentisco y mejorana que ofrecían olores a nuestro paso, llegamos al lugar que buscábamos, el mirador de las Toscas, este no era más que un claro a media ladera que dejaba ver un profundo barranco por donde desciende el arroyo de Las Toscas para regalarle sus aguas (cuando las lleva) al río Guadalete. Estando allí parados una pareja de buitres vino a deleitarnos con su majestuoso vuelo en un cielo azul. Regresamos con nuestros bocatas en la mochila, porque ni el aire fresco ni el suelo húmedo nos invitaban a sentarnos allí, así que fuimos a buscar comida y refugio a la venta El Arenal, donde tomamos algo ligero bajo techo protector.
La carretera que cogimos para El Bosque, nos deleitó con sus praderas verdes donde pastaban vacas, corderos y cabras, Zahara de la Sierra nos mostró su gallardía entre dos azules, y llegamos a El Bosque donde nos instalamos en el hotel Enrique Calvillo, donde un año más celebraríamos la cena de Navidad, esta sería a las nueve.
A los once, se agregaron Marilen y David que vinieron directos desde Sevilla, en la cena seguimos el protocolo habitual, entrega de postal navideña de Encarnita y Justo y la entrega del diploma/foto al andakano del año, que este año ha sido Juana, la chica coronada de sol que hemos acogido en el grupo con cariño, El maestro Juan Manuel sacó su repertorio de villancicos, esta vez reducido porque traía la novedad de unas canciones de nuestra época, que solo iniciamos, pues nos llamaron la atención por el ruido, ya que habíamos pasado de las 12 hacía rato, el “zumo sacerdote” José Francisco recitó los conjuros previos a la queimada que este año tenía aparejada la ceremonia de hermanamiento de los andakanos, que consistía en meter la mano desnuda en el fuego, ¡sin quemarse! Algunos fueron decididos, otros mojaron un dedo y otros se resistieron, pero el hermanamiento quedó firmado con fuego, y con el calorcito de la queimada los hermanos nos fuimos a la cama.
El domingo 3 después de un relajado desayuno, acompañados por un viento frío y desapacible, nos fuimos al sendero que acompaña al río Majaceite desde El Bosque a Benamahoma que aunque conocido de otras veces nunca lo habíamos hecho con sus colores de otoño, fue un caminar relajado, disfrutando de cada rincón mágico, de la alfombra dorada que cruje bajo los pasos, del cantar del agua bajando alegre por los guijarros, de las higueras a las que le cuesta desprenderse de sus últimas hojas, y de la alegría de los niños que sus padres habían traído a este lugar encantado.
En Benamahoma encontramos a Loli y Miguel que vinieron a compartir comida y amistad en un bar del pueblo. Desde allí nos dispersamos en varias direcciones, 3 valientes, las más jóvenes, volvieron por el mismo sendero para prolongar el gusto de ese lugar especial.
Un año más  la vida nos ha regalado un fin de semana precioso, nos sentimos agradecidos y contentos de poder disfrutar de la naturaleza en tan buena armonía y amistad. Deseamos que la Navidad sea para todos y cada uno de los andakanos días de amor, alegría y Paz.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor