Que el eterno sol te ilumine, el amos te rodee y la luz
interior guíe tu camino. Este mantra del yoga me parece ideal para comentar la
salida de los andakanos del 28 de enero de 2017, una de las salidas más
hermosas de los últimos tiempos.
En la taberna “El Poli” de Guillena desayunamos, después de
un recorrido rápido por sus calles, plaza e iglesia que nos dieron la impresión
de ser un pueblo agradable. Después del desayuno salimos con los coches por una
pista ancha, durante unos 12 kms con chinos y baches, lo que nos permitió
disfrutar más de un paisaje agreste con taráis, romero, jaras, palmitos y
encinas en el pastaban a placer vacas retintas con sus tiernos terneros, cabras
y cabritillos, cerdos y cerditos, al final esta carretera que es llamada la “Cruz
de la mujer” hay una bajada en zig-zag, muy conocida por los ciclistas, que
llaman “la culebra” y que llega a “la Cantina” donde dejamos los coches y
comenzamos un sendero circular que nos llevó por la orilla de la ribera del
Huelva, que con sus aguas verdosas y calmas discurría entre suaves colinas de
encinas y pinos. El sendero recorre una parte del trazado del antiguo
ferrocarril minero que transportaba el mineral de las minas de Cala hasta la
población de Camas, hoy recuperado como vía verde para disfrute de los amantes de
la naturaleza.
Las gamonitas ya empiezan a florecer y los altramuces nos
mostraban sus racimillos de flores blancas, la luz se filtraba entre las copas
de los árboles contrastando con trozos de umbría entre paredes de piedra
cubiertas de plantas y musgo, al final de un pequeño túnel se abrió un gran
espacio acuático con guiños de luz, era el embalse del Gergal y los andakanos
nos paramos allí para ofrecer la belleza de ese paisaje a nuestra querida Loli
que hace 73 años vio la luz.
La vía del tren recorre un camino de muy poco desnivel pero
nosotros dejamos la orilla del embalse y subimos por una loma soleada y alegre
para enlazar con la “ruta del agua” y regresar por ella a la cantina donde teníamos
reservada mesa para la comida, que fue variada, animada y regada con vino y
cerveza, postres variados y exquisitos, café y chupitos, lo que se dice “completita”
y para sorpresa de todos fue invitación de la pareja Loli y Miguel, ya que este
último también nació en enero del siglo pasado. “Que Dios colme de bendiciones
a los dos y a todos los que aman” gracias por la comida y por todos los buenos
ratos que hemos pasado juntos. Y allí nos despedimos felices y contentos hasta
el próximo encuentro.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor