Hace 14 días que estrenábamos el año 2012,
año del que se ha hablado mucho en los medios por las dificultades económicas,
la crisis mundial, etc…, pero eso son cosas de políticos. También se han ocupado de este año el mundo del
esoterismo, algunos dicen que el calendario Maya hacía referencia a este 2012
como año de fenómenos extraños en las esferas celestes, donde ciertos astros
algo revoltosos danzaran fuera de sus órbitas con posibles choques galácticos.
Bueno, pues con este fondo de incertidumbre
los Andakanos escogimos este día 14 para hacer nuestra primera ruta del 2012.
Nos fuimos entre nieblas hacia el puerto del Boyar, donde dejamos los coches.
La visión era limitada ya que los duendes del bosque habían corrido las
cortinas mientras componían el paisaje, así fuimos subiendo por la sierra del
Endrinal hacia el puerto de las Presillas. El viento era frío y húmedo,
caminábamos en silencio esperando que en cualquier descuido los duendes nos
dejaran ver algo, y si, a veces aparecía el espectro de un árbol caído lleno de
líquenes colgantes con perlitas suspendidas. Una vez en la cima y después de
pasar un terreno calcáreo hasta llegar a una valla de piedras desde donde
fuimos descendiendo suavemente hasta lo que fuera un día la finca del Dornajo,
hay un aspecto ruinoso en medio de la niebla. Algunas
vacas retintas salían de la neblina para saludarnos, y como Enrique nos había
dicho que más tarde aclararía el cielo, seguimos camino hacia la segunda parte
del sendero ya perdido en el pedregal, y fue verdad que se fue aclarando poco a
poco fuimos viendo las crestas rocosas encaramadas en las nubes y perdiéndose
en el azul, entre las rocas algunas encinas habían echado raíces, poniendo su
nota de vida en las paredes. El sol nos hizo algún guiño y aprovechamos para
comer y luego seguir bajando por un paisaje kárstico de Dios sabe cuantos
millones de años, atravesamos el valle de las encinas gemelas, donde pastaba
una manada de cabras, era un páramo silencioso y desolado y a la vez muy
hermoso. Imitando a las cabras bajamos por los riscos hasta llegar al fondo del
valle y por el volvimos hasta el puerto de las Presillas, desde él, en la
bajada, ya cerca del puerto del Boyar, llegamos a unos chorreaderos, era el
nacimiento del río Guadalete.
En el Bosque, Miguel nos invitó a café con
torta casera de canela y anís, para celebrar
su “52”
cumpleaños. Después los 15 Andakanos nos despedimos llevándonos el recuerdo de
un hermoso día compartido con amigos. Que por muchos cambios que este año nos
traiga no se lleve ese valor de la amistad, y nos permita disfrutar de ella en
muchas ocasiones más, y que tengamos todos PAZ.
Fdo.: Blanca