miércoles, 18 de enero de 2012

Del Boyar a la Casa del Dornajo y regreso por el valle de las encinas gemelas. 14-1-2012


Hace 14 días que estrenábamos el año 2012, año del que se ha hablado mucho en los medios por las dificultades económicas, la crisis mundial, etc…, pero eso son cosas de políticos. También  se han ocupado de este año el mundo del esoterismo, algunos dicen que el calendario Maya hacía referencia a este 2012 como año de fenómenos extraños en las esferas celestes, donde ciertos astros algo revoltosos danzaran fuera de sus órbitas con posibles choques galácticos.
Bueno, pues con este fondo de incertidumbre los Andakanos escogimos este día 14 para hacer nuestra primera ruta del 2012. Nos fuimos entre nieblas hacia el puerto del Boyar, donde dejamos los coches. La visión era limitada ya que los duendes del bosque habían corrido las cortinas mientras componían el paisaje, así fuimos subiendo por la sierra del Endrinal hacia el puerto de las Presillas. El viento era frío y húmedo, caminábamos en silencio esperando que en cualquier descuido los duendes nos dejaran ver algo, y si, a veces aparecía el espectro de un árbol caído lleno de líquenes colgantes con perlitas suspendidas. Una vez en la cima y después de pasar un terreno calcáreo hasta llegar a una valla de piedras desde donde fuimos descendiendo suavemente hasta lo que fuera un día la finca del Dornajo, hay un aspecto ruinoso en medio de la niebla. Algunas vacas retintas salían de la neblina para saludarnos, y como Enrique nos había dicho que más tarde aclararía el cielo, seguimos camino hacia la segunda parte del sendero ya perdido en el pedregal, y fue verdad que se fue aclarando poco a poco fuimos viendo las crestas rocosas encaramadas en las nubes y perdiéndose en el azul, entre las rocas algunas encinas habían echado raíces, poniendo su nota de vida en las paredes. El sol nos hizo algún guiño y aprovechamos para comer y luego seguir bajando por un paisaje kárstico de Dios sabe cuantos millones de años, atravesamos el valle de las encinas gemelas, donde pastaba una manada de cabras, era un páramo silencioso y desolado y a la vez muy hermoso. Imitando a las cabras bajamos por los riscos hasta llegar al fondo del valle y por el volvimos hasta el puerto de las Presillas, desde él, en la bajada, ya cerca del puerto del Boyar, llegamos a unos chorreaderos, era el nacimiento del río Guadalete.
En el Bosque, Miguel nos invitó a café con torta casera de canela y anís, para celebrar  su “52” cumpleaños. Después los 15 Andakanos nos despedimos llevándonos el recuerdo de un hermoso día compartido con amigos. Que por muchos cambios que este año nos traiga no se lleve ese valor de la amistad, y nos permita disfrutar de ella en muchas ocasiones más, y que tengamos todos PAZ.
Fdo.: Blanca