El arco iris es un guiño solar que nos alegra el espíritu cuando lo vemos, y nosotros lo recibimos como un signo de esperanza en estos tiempos inciertos. Apareció en el cielo completo y luminoso cuando llegábamos a Lora del Río, sobre campos de naranjos rociados de lluvia.
Éramos los ocho andakanos que veníamos de la sierra de Hornachuelos,
donde teníamos previsto hacer una ruta que Justo había encontrado en internet.
Salimos de Sevilla con una mañana fría pero luminosa, en el valle del
Guadalquivir encontramos bancos de niebla y al desaparecer aparecieron los
numerosos campos de naranjos cargados de frutas.
Acercándonos a la sierra apareció Hornachuelos derramando sus
casas blancas a sus pies, atravesamos el pueblo y entramos en una carretera de
sierra entre dehesas de encinas y alcornoques con sus cortijos blancos colgados
de las laderas, hasta llegar a San Calixto en cuyas inmediaciones empezaba el
sendero, comenzamos a caminar, llegamos a una cancela con un paso canadiense
que nos dio paso a la finca de “La Dehesa” ¡Alto! Nos dijo un guarda desde su vehículo,
esta finca es privada y está prohibido el paso, esta escrito en la cancela, nos
hicimos los suecos, y pedimos con cortesía que nos dejara hacer la ruta, pero
no fue posible por lo que decidimos volver, cuando llegamos a los coches, como
el cielo se había cubierto de nubes y hacía un aire desagradable no apto para sentarnos
a comer el bocadillo, pensamos marchar a las Navas y tomarnos unas tapas en algún
bar, nos sentamos en la terraza donde había poco sol y mucho frío, después de
las tapas tomamos café dentro del bar y nos fuimos para los coches, no sin
antes hacernos una foto en la fuente de la plaza con la torre de la iglesia al
fondo.
Cuando entramos en los coches empezó a llover hasta que
encontramos el arco iris al llegar a Lora, el resto del camino nos acompañaron
cielos con nubes cambiantes y mágicos claros de luz.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor