Cualquier
día puede ser especial. Y así fue este 29 de mayo para el grupo Andakano casi
al completo, aumentado con María Luisa y María, hermana y pareja de Joaquín
respectivamente.
El
encuentro fue en Gines, en una casa “encantada” donde los duendes andan sueltos
entre plantas exóticas, lechugas, zanahorias, árboles frutales y flores
colgantes, también hay una campana de bronce en el porche, de la que Paco algo
emocionado nos contó su vida.
¿Y que
fue lo que nos llevó allí? Pues el comernos un arroz con torcaces, ya que uno
de los duendes sale al campo, los trae y los deposita en el arcón de la casa. De
allí todos tiesecitos los sacó Justo y se los llevó a Mercedes que los peló y
limpió como ella sabe hacerlo, y se los pasó a Joaquín para que los guisara con
la maestría que el tiene en asuntos de cocina.
En ese
punto faltaba echar el arroz, y… el perol resultó chico, así que alto, se apaga
el fuego, y se van Justo y Joaquín al Makro y compran un perol de esos de
cuartel, que recibió 2 kgs de arroz, entre tanto era hora de picar algo, pero
Maribel nos mantuvo a raya hasta solucionar el asunto del perol, entonces bajó
la mano y la cerveza fresca empezó a circular y también el picoteo. Luego vino
el vino del consuegro de Enrique, que algunos echábamos de menos. El arroz se
guisó y comimos en abundancia, luego vino el café, los chupitos y las pastas. Se
estaba tan bien allí que nadie pensaba en marchar.
Fue un
encuentro amistoso muy grato, en una casa donde además del encanto propio corre
una energía de generosidad, sencillez y acogida, es la energía de sus dueños
Encarnita y Justo, que pasan esa antorcha a todos los duendecillos que pasan
por allí. Gracias a ellos, y a Dios que nos guarda cada día.
Fdo.:
Andakana Mayor