jueves, 16 de noviembre de 2017

Alájar y sus aldeas, 11 de noviembre de 2017

A los andakanos nos gusta disfrutar juntos de la naturaleza, pero hace tiempo que no nos juntábamos un grupo tan numeroso como en esta primera salida del curso, los 16 que componíamos el grupo en esta ocasión, nos fuimos a la sierra de Aracena para dejar los coches en Alájar y hacer la ruta circular pasando por las aldeas de El Cabezuelo, El Collado y El Calabacino, con sus casas calladas y blancas y sus enredaderas y jazmines colgados de sus paredes, para terminar, no sin esfuerzo, en la señera peña de Arias Montano.
A la sierra le está costando vestirse de otoño este año, solo los álamos ponen una nota dorada en los verdes perennes. El cielo era limpio y azul, la temperatura agradable, el paso pausado con breves paradas para respirar, contemplar y echar un traguito de la bota de Joaquín que nos vino de perlas, el último tramo, por una torrentera pedregosa nos costó, pero la ilusión de encontrar cerveza fresca en la peña nos sirvió de estímulo, ya que el arco blanco que divisábamos entre las copas de los árboles parecía inalcanzable, y sí, llegamos a la cima pero de cerveza nada, allí impera la “ley seca” y solo Mari Trini y Juan Manuel encontraron cerveza pero eso sí, sin alcohol, finalmente nos sentamos en la pradera para comer y descansar, había muchas familias disfrutando del sol.
Joaquín repartió la lotería de Navidad y bajamos hacia Alájar después de haberla contemplado desde la altura, derramada en el valle entre un mar de encinas, tomamos café con pasteles en la plaza donde nos esperaban María y Enrique, que no había subido a la peña.
Se acordó que el próximo jueves 16 nos encontraríamos de nuevo en el Ronquillo para disfrutar del buen hacer en la cocina de nuestro amigo Joaquín, esperamos que ese día estén con nosotros Encarnita, Lola, Mercedes P, Miguel y José Francisco, a los que echamos de menos.
La luz mágica del atardecer nos acompañó en el camino de regreso a Sevilla, poniendo el broche de oro a un hermoso día.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor

martes, 14 de noviembre de 2017

Inicio de curso 2017-18 en el Valle del Genal, 28 y 29 de octubre de 2017

Lo mismo que el otoño se resiste a llegar, los Andakanos han retrasado su apertura de curso hasta el 28 de octubre de este año 2017 tan caprichoso.
Una vez en el punto de encuentro y repartidos abrazos y palabras los 12 afortunados nos fuimos hacia Grazalema, desayunamos molletes con varias mantecas en la venta de siempre, y seguimos hacia Ronda, disfrutando una vez más de la silueta serrana bañada por la primera luz de la mañana. Llegamos al pueblecito de Benadalid, con más de 2000 años de historia, de conquistas y reconquistas, con su impronta árabe, sus calles estrechas con buganvillas asomándose por las esquinas, sus casa de blanco y teja, madera y barro derramándose pendiente abajo, para quedar al fin como barco anclado en un mar de verdes olas, allí dejamos a José Francisco en el hotel museo Almejí, después de que casi le da un infarto a Juana, bajando con su coche por aquellas calles imposibles para los buenos conductores, porque ella lo es.
En el pueblo de Algatocín teníamos que tomar una calle que no tomamos, así que sin ver una señal de calle cortada nos enfilamos en un callejón sin salida de lo más enrevesado, gracias a un paisano que se prestó a reconducirnos al buen camino pudimos por fin encontrar la venta de San Juan para dejar los coches  y empezar el sendero “las pasarelas del Genal”, algunos balcones del camino sobre el río recuerdan al “caminito del rey”, tan de moda ahora. La vegetación generosa nos hizo pensar en un pequeño paraíso perdido; el agua bajando generosa desde la montaña, dando vida al valle, los álamos mecidos por el viento dejando caer sus doradas hojas que juegan a mariposas antes de abandonarse a la muerte. Las fotos hablan aquí más que las palabras, miradlas ¡por favor!, salimos a una explanada, “Los llanos de la Escribana” donde comimos los bocadillos y descansamos antes de volver por el mismo camino, aunque diferente por los cambios de luz y también por los espectadores, ya desde los coches vimos la sierra Bermeja a la que las nubes habían cubierto dando la impresión de estar nevada, las crestas grises se volvieron rosadas y nosotros llegamos al hotel y nos citamos a las 9 para cenar.
Algunos nos fuimos a conocer el pueblo, con su iglesia de San Isidro, su ayuntamiento porticado, abierto a la plaza principal, sus fuentes y sus azulejos con leyendas del pueblo, cuando volvimos al hotel, estaba lleno de humo y desde la chimeneas salían llamas y chispas al exterior, nada grave, solo falta de previsión, dimos salida al humo y por fin pudimos cenar, a los postres la Andakana Mayor se llevó la sorpresa de una velita encendida en su postre de muse, para recordarle que la vida le ha regalado un año más en tan buena compañía, gracias por el detalle. Nos fuimos a la cama con un regalito oloroso que la andakana Encarnita había elaborado con su genial alquimia.
El día 29 después del desayunar y pagar, nos fuimos al vecino pueblo de Benalauría, muy parecido física e históricamente al nuestro. Comenzamos un camino hacia las alturas esta vez rodeando el macizo rocoso llamado el Frontón de Benadalid, las jóvenes que se pusieron en cabeza tomaron un sendero equivocado y justo tuvo que rectificar, haciéndonos retroceder y luego tomar un atajo por una finca privada que al final tuvimos que saltar una valla para poder salir al camino correcto, los andakanos estamos entrenados en estos menesteres.
Caminamos por bosques de castaños, algo atrasados pero con sus hojas ya vestidas de otoño, había también pinares, robles, quejigos, encinas, olivos y plantas de zumaque, lentiscos y escaramujos y por los claros del bosque podíamos ver los pueblos blancos colgados de las montañas y las crestas calizas perdiéndose en el azul, bajamos hasta el fondo de un barranco y cruzamos un arroyo sin agua y comenzamos una subida respetable que nos llevó de nuevo al pueblo donde José Francisco nos tenia localizado un bar restaurante, con una terraza mirador justa para el grupo de 12, allí tomamos cerveza y algunas cosillas más, prolongándose la comida hasta las 4, entonces decidimos coger los coches para volver a Sevilla, contentos de haber disfrutado esos días de amistad en convivencia, en un marco natural incomparable, a los ausentes, que también estuvieron presentes, deseamos verlos en la próxima salida, hasta entonces, salud, armonía y paz.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor