La vida es así, cada año con el frío viene la Navidad, los arboles crecen en los salones, las calles se llenan de luces, las familias se unen y los amigos se reúnen para una comida especial. Este año los andakanos dejamos los caminos serranos y nos fuimos a un pueblo precioso con mucho encanto e historia, donde los caballos galopan por la playa, y donde en el vientre silencioso de las bodegas se madura y toma cuerpo la Manzanilla y donde el gran río se deja envolver por el océano en un abrazo que los lleva unidos hasta el nuevo mundo. Ese pueblo es claro está, la ciudad de Sanlúcar de Barrameda donde llegamos 19 andakanos el 16 de diciembre de 2023 para nuestro encuentro Navideño.
En el hotel Guadalquivir dejamos
las maletas y nos fuimos a pasear el pueblo con sus bonitas y cuidadas calles,
sus palacetes de indianos de arquitecturas diferentes, visitando las iglesias
que encontrábamos al paso, todas ellas con preciosos retablos, cuadros e imágenes
de famoso artistas. La visita a Santo Domingo fue muy especial por su riqueza e
historia, que nos fue explicada por un octogenario voluntario con mucha
sabiduría que vivía apasionadamente lo que nos explicaba y nos envolvía en su
poesía. Terminada la visita nos fuimos a la plaza del Cabildo a tomarnos una
manzanilla una manzanilla con sus tortillitas de bacalao y sus pimientos fritos
que nos supieron a gloria. Entramos luego en el mercado donde los pescados
parecían pinturas y también en un pequeño museo sobre el origen y desarrollo de
la manzanilla que se encuentra al lado del mercado en las “Cobachas”, al pie de
la subida al barrio alto.
Cerca teníamos la comida en un
patio fresquito, el patio de la bodega la Cigarrera, “y comimos así, asá y
todos juntitos, y al final aquel patio se volvió calentito” de allí nos fuimos
a visitar el castillo de Santiago, muy bien restaurado y cuidado, hermosa plaza
de armas, entorno ala cual se alzan las murallas dobles y las torres, subimos a
la del Homenaje con diferentes plantas, en una de ellas los niños grandes
jugaron con las espadas y escudos. En la terraza, espectaculares vistas del
pueblo, la desembocadura del río y el gran océano perdiéndose en el horizonte.
La luz fue cambiando y vimos como el sol se hundía en el mar, envolviendo todo
el conjunto en un halo de misterio, finalmente nos fuimos al hotel para
descansar antes de la cena.
La cena fue así, de aquella
manera, los amigos así, felices comimos, y nos fuimos a un salón a cantar
villancicos, con ardor, sin calor, sin chupito y sin alfajor, pero amigos así,
estuvimos así, allí y así lo asumimos y bien nos dormimos.
El domingo, día 17, a las 10 en
la Calzada camino del palacio ducal de Medinacidonia, hoy regentado por una
fundación, bien custodiado por la alemana que fuera amiga de la duquesa que
tanto luchó por ese patrimonio que ella conservaba para la humanidad. Nos
acompañó a la visita una voluntaria que conoció bien a la duquesa y en el
recorrido nos fue mezclando anécdotas de la humanidad de la duquesa y de su
lucha para conservar el patrimonio, de la que se sentía una gran admiradora.
A la salida del palacio visitamos
la iglesia de nuestra señora de la O, con un retablo barroco maravilloso,
preciosas pinturas y capillas laterales con bellas cúpulas. De allí fuimos
bajando hacia el paseo marítimo, nos paramos en la fachada de nuestra Señora de
la Caridad patrona de la ciudad, estaba cerrada. En el paseo marítimo disfrutamos
de su encanto, con sus barquitos, el río y Doñana enfrente. Nos paramos en un
monumento a la Virgen del Rocío en su carreta rodeada de almonteños donde nos
hicimos una foto, finalmente regresamos al hotel por los coches y nos fuimos a
comer frutos del mar en el Bar Mariano. “Comimos así, muy bien, y todos juntitos,
los pescados estaban muy ricos”
Cerramos el encuentro en una
cafetería próxima, cantando la canción del día una vez más, los amigos así,
esperando que la vida nos permita disfrutar mucho tiempo de esa amistad.
Gracias a Enrique por tan precisa
y rica preparación, gracias a cada uno. Feliz Navidad y paz en el alma.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor.