El 12 de junio dejamos Sevilla bañada en la luz del amanecer
y con promesas de días calurosos, iniciamos esta nueva aventura en la
gasolinera de “Las Cuartillas” verso “Vía de la Plata”, por esa ruta milenaria
nos fueron acompañando los paisajes llenos de luz de Andalucía con sus campos
de girasoles, las dehesas extremeñas con sus encinas, sus sotobosques pajizos y
sus nidos de cigüeñas, los yermos campos de Castilla, los viñedos riojanos, hasta
llegar ya atardecido a los verdes horizontes de Euskadi y Navarra. En Vitoria
recogimos a María y Joaquín con la piel tostada por su estancia en el Caribe, y
completamos así el grupo de los 13 andakanos que este año acudimos a la
convocatoria de fin de curso.
Todo fue cronometrado y sin sobresaltos hasta que en el
último tramo el coche de Juana lo perdimos de vista, ¿fue una travesura de
Damián?, eso queda en la incógnita, pero ellos se fueron a darse una vuelta por
Pamplona, visitando incluso los aparcamientos del Corte inglés. Whatsapp y
llamadas, cruzaron el aire para reconducirlos al redil y por fin aparecieron
contentos y sanos para cenar. La cena nos fue servida por Ainhoa en el Rincón
de Sario que ella regenta con sus hermanas, son también las dueñas de la casa
rural Zubiat, que sería nuestro hogar durante la estancia en Jaurrieta.
El 13 de junio, estábamos despistadillos y hasta las 9 no
empieza la vida en el pueblo. Ese día el sendero partía del pueblo así que
fuimos ascendiendo con el sol encima, nunca hubiéramos pensado que allí pegara tan fuerte, nos
conformamos cuando desde la altura contemplamos un maravilloso paisaje con
tantos tonos de verdes, los grandes picos de los pirineos de fondo con restos
de neveros y cúmulos blancos paseándose sobre los bosques, la danza amorosa de
las mariposas nos acompañó hasta el balcón, donde nos paramos un rato para
disfrutar de las vistas. Buscamos el sendero que nos llevaría a la cumbre del
monte pero hacia mucho calor y decidimos bajar y refrescarnos en el rincón de
Ainhoa.
Duchaditos y guapos nos fuimos a Roncesvalles para saludar a
la Estrella del camino con su traje de plata y sus vidrieras azules, que te
recibe en silencio y te transmite su paz.
Subimos al puerto de Ibañeta que estaba cubierto de niebla,
lo que no impidió hacernos una foto delante de una capilla moderna que hay
allí.
Terminamos el día con una cena en casa de Ainhoa.
El miércoles 14 nos vamos hacia el valle de Baztán con sus
verdes ondulantes, sus caseríos blancos y sus robles centenarios plantados con
poderío en una tierra custodiada por el Basajaun, después de dos horas de coche
que dejamos en el pueblo de Erratzu nos fuimos a buscar las cascadas de
Xorroxin, atravesamos bosques de hayas y pinos albares con la luz filtrándose
en sus copas para jugar con las sombras del bosque. Llegamos a las cascadas, un
pequeño paraíso dentro del gran paraíso del bosque. El agua es vida, canta,
susurra, sonríe, refresca, alegra, hace soñar y cada uno pudo disfrutar de ella
en un espacio/tiempo limitado pero intenso. Comimos, descansamos y volvimos al
pueblo para recoger los coches y emprender camino hacia Zugarramurdi para
visitar la cueva de las “Brujas”, es una gran cavidad kársticas de 120 metros de fondo por
12 de ancho, trabajo hecho por el Regato del Infierno, que fue erosionando la
tierra para que las brujas tuvieran un gran teatro para celebrar sus
aquelarres. Regresamos por el hermoso valle con su guardián invisible que tanto
juego le ha dado a la escritora Dolores Redondo para hilar la trilogía que la
llevó al éxito. Aún tuvimos tiempo para comprar en el “súper” avios para la
cena en casa, recordando tiempos pasados.
El día 15, jueves, El Corpus en Sevilla estaría en las
calles, y los Andakanos nos fuimos al real sitio de Olite, “La Elegida” con su
palacio real que con sus pintorescas torres parece sacado de un cuento de
hadas, siendo uno de los conjuntos históricos más importantes de Navarra.
Tuvimos una visita guiada por sus salones, jardines, patios y estancias reales,
hoy desnudas, aunque en su tiempo fue uno de los palacios más lujosos de
Europa. Nos paseamos por las calles medievales, con sus casas blasonadas, nos
paramos en la iglesia de San Pedro y comimos en casa de los “ucranianos” que
han montado allí un restaurante donde sirven comida Navarra, ¡que arte!
La segunda visita cultural fue Ujué considerado uno de los
10 pueblos más bonitos de España, y con razón, tiene una iglesia fortaleza
encima de la colina que sostiene el pueblo derramando sus casa por la ladera
hasta llegar a la plaza mayor en el punto más bajo. La arquitectura es sobria y
sólida con paredes de piedra gris y algunos toques de color en sus balcones.
El tercer pueblo fue Sangüesa, paramos poco, solo visitamos
la iglesia de Santa María la Real con su hermoso pórtico monumental y su calle
mayor con casas nobles con escudos, que han sido transformadas en viviendas
modernas, hicimos allí algunas compras para la cena y nos fuimos para
Jaurrieta, la cena se prolongó con “chupito” incluido hasta la media noche.
El día 16, viernes, la Selva de Irati, es el bosque de los
bosques de Navarra y este día lo dedicamos a penetrar en ese gran santuario
recorriendo algunos de sus senderos. El primero fue la Cascada del Cubo en el
valle de Salazar, un paisaje hermosísimo donde una cascada escalonada desciende
hasta una gran poza para seguir camino hacia el valle entre las piedras calizas
que el río ha moldeado a su paso. Allí estuvimos un buen rato escuchando el
canto del agua. Regresamos al punto de partida “Casas de Irati” para hacer el “sendero
de sentidos” que atraviesa un bosque con
varios barrancos donde hayas y pinos se disputan el cielo estirando sus copas
por donde se filtra la luz, titilando entre las hojas hasta el suelo. Comimos
debajo de un haya centenaria en una pradera verde sembrada de pequeñas
margaritas blancas, descansamos y nos fuimos a visitar uno de los 15 pueblos
esparcidos por el valle de Salazar, Ochagavía con sus casonas nobles asomadas
al río y sus calles empedradas que suben hacia la iglesia de aspecto tosco,
donde sus campanas tocaban tristes al despedir a uno de sus parroquianos.
Subimos a la ermita de Muskilda para contemplar desde su
mirador el pico más alto del Pirineo navarro con algo más de 2.000 metros, el Ori.
Esa noche degustaríamos las famosas poleas de Loli, así que
nos fuimos pronto a casa para el dulce evento, la cena fue ligera pero
entrañable como en los viejos tiempos, preparada por todos bajo el ojo experto
de Joaquín, nos comimos una estupenda ensalada mixta en colores y sabores y de
postre la gran cazuela de poleas con todos sus avíos que nos supieron a gloria,
chupito para la digestión y dulces sueños si la canela no hacia demasiados
estragos en las parejas.
El sábado 17, en Navarra también apretó el calor, así que
Justo eliminó el sendero a la cima del Ori, que tenía previsto, y nos marchamos
de nuevo a la Selva de Irati, para hacer la senda del bosque de Zabaleta, que
llega hasta el embalse de Irabia, que recorrimos solo en parte, entre los
esbeltos troncos de abetos y hayas vimos el color turquesa del embalse que se
tornaba esmeralda cuando los gigantescos árboles se asomaban a él. Como era sábado
nos encontramos muchos caminantes, gente joven a pie y en bici, parejas con sus
niños colgados de los hombros de sus padres, y otros grupos de gente más
madura, todos disfrutando de esos paisajes mágicos de la Selva de Irati. De
regreso a Jaurrieta tomamos café en casa de Ainhoa, después de descansar y
preparar las maletas, nos fuimos a la iglesia del pueblo, el diacono nos abrió
y enseñó la iglesia, haciendo de improvisado guía, de planta gótica, la iglesia
tiene una Virgen románica muy bonita e interesante, y un crucifijo gótico en el
altar mayor muy hermoso.
Cenamos en casa de Ainhoa, a los postres nos vendió queso
del “Roncal” en cuyo valle habíamos vistos los rebaños de ovejas chorreados por
las laderas de las colinas de pastos.
Y llegó el domingo 18, tuvimos que iniciar el regreso, el
mismo programa que a la ida, pero a la inversa, a las 7 horas desayuno ligero
para a las 7,30 partir, y los 3 vehículos emprendieron su marcha hacia el sur,
en Vitoria dejamos a María, paradas varias para reponer energía personas y vehículos,
y con buen rumbo llegamos a Sevilla casi a la misma hora que lo hicimos a
Jaurrieta. Cada pájaro voló hacia su nido, deseándonos feliz verano.
Que la armonía, la salud y la paz estén con todos y cada uno
de nosotros, y que la madre tierra con su naturaleza sabia y prometedora nos una
de nuevo en el próximo curso.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor