A pesar de la incertidumbre a la que estábamos sometidos con la pandemia del COVID-19 finalmente hemos podido realizar nuestra salida senderista del verano 2021; planeó sobre nosotros conformarnos con una salida de convivencia análoga a la del 17 de junio del año pasado en La Dehesa de Abajo donde disfrutamos de un campestre almuerzo pero nada que ver con nuestra tradición.
Hemos elegido como destino Fin de
Curso 2021 “Las Alpujarras” y se han podido apuntar Encarnita y Justo; Lola y
Miguel; Mari Trini y Juan Manuel; Mercedes P. y José Francisco; María G. y
Joaquín; Mercedes F.; María y Enrique, es decir, un total de trece amigos.
El lunes 7 de junio a las 8,30
horas partimos desde la gasolinera de Cepsa de la calle Pino Albar y paramos a
desayunar en todo un clásico como es “Don Polvorón” de Estepa. Aquí tomaron
posesión de la tesorería Mercedes F. y Mari Trini, a las que desde aquí
agradecemos su buena labor. No faltó adquirir unos ricos mantecados para dar
cuenta de ellos en el momento oportuno. Continuamos nuestro viaje hasta llegar
a nuestra primera sorpresa “Soportújar” que nadie conocíamos. Mientras
recorríamos este pintoresco pueblo nos pusimos al día de lo que fue la
idiosincrasia de La Alpujarra que aunque estuvieron habitadas por romanos y
visigodos fueros los musulmanes los que le dieron su aspecto actual. Los
moriscos granadinos se recluyeron en este lado de Sierra Nevada cuando el Reino
de Granada cayó ante los Reyes Católicos en 1.492 pero aquí supieron instalarse
y sembraron los campos de árboles frutales, cultivos en terrazas convirtiendo
las laderas en auténticos vergeles, haciendo canales y acequias durante ochenta
años hasta que fueron expulsados a otras regiones de la península a raíz de la
“Rebelión de los Moriscos”. Únicamente dos familias de cada pueblo pudieron
permanecer con el cometido de enseñar a los nuevos habitantes llegados de
Galicia y Castilla la forma de trabajar y cultivar estas tierras. El pueblo de
Soportújar fue repoblado por personas de origen gallego trayendo sus costumbres
y leyendas sobre meigas, aquelarres y rituales y hoy los vecinos del pueblo han
transformado las leyendas en “reclamo turístico” denominándose el “pueblo de
las brujas”. Visitamos la “Cabeza de la Baba Yaga”, la “Fuente de la
Fertilidad” y sobre todo el bonito mirador de “El Embrujo” con la famosa fuente
de las dos brujas y el caldero donde nos hicimos fotos para el recuerdo y desde
el que se disfrutaba de unas vistas sobre la sierra magníficas; luego llegó el
turno del mirador del Aquelarre donde se supone que se llevaban a cabo los
aquelarres y rituales iniciáticos. Las calles guardando la típica estética de
los pueblos alpujarreños con retorcidas callejuelas, sus “terraos” que son
cubiertas planas de las casas con sus chimeneas en forma de obús de cuatro ojos
con un sombrerete plano y los “tinaos” que son unos pasadizos sostenidos por
vigas. Queda para otro viaje visitar el centro de meditación budista “O Sel
Ling” al que se puede ir andando en más de tres horas o por carretera. Nos
marchamos de este pueblo con el agradable sabor de haber iniciado el viaje con
“buen pie” llegando a Pampaneira, primer pueblo del Barranco de Poqueira, para
comer en el restaurante Casa Julio que habíamos reservado previamente. Nos
tenían preparado un menú de dos platos y postre que podían elegirse al gusto de
cada uno y casi todos tomamos el cocido de hinojos que tan celebrado y
recordado era por muchos de los asistentes. No faltó la sopa alpujarreña y el
típico plato alpujarreño de patatas a lo pobre, cebolla, pimientos verdes,
huevos fritos, morcilla, chorizo y jamón. Después de reposar el almuerzo nos
dirigimos a Bubión, otro de los pueblos pintorescos del Barranco de Poqueira,
para tomar posesión de nuestro alojamiento en el Hotel Villa de Bubión que nos
dejó muy satisfechos excepto la lentitud del recepcionista en dar las llaves de
las villas.
Aquí no acabó el día ya que todos
estábamos deseando hacer más cosas así que aprovechando que el día es largo nos
desplazamos a Pitres para realizar un pequeño sendero que nos llevó hasta una
cascada del río Bermejo conocida por “El Chorreón”. Nuevamente fotos que nos
permitirá recordar tan agradable momento con la naturaleza, aquí la temperatura
bajó y la alta humedad hizo que algunas personas se protegieran del cambio de
temperatura. Hecho el recorrido inverso hasta los coches decidimos cenar en el
hotel de Bubión y así no alargar más el día; fue una cena tranquila, reposada y
satisfactoria.