Con un
día otoñal de cielo plomizo y fresco viento, nueve andakanos nos dirigimos una
vez más a la sierra de Aracena, esta vez al alargado pueblo de Corteconcepción,
fue un sendero circular con un encanto propio, la primera parte discurre por un
bosque en galería con abundante musgo y seres invisibles que susurran al
caminante, nos sorprendió una alfombra roja de madroños maduros de exquisito
paladar, cuando pasamos el arroyo de la Fuente del Rey la senda se hizo más abierta y el
cielo ya más despejado filtraba una tenue luz que hacía temblar las hojas
encendidas de los álamos. También pasamos un bosque de eucaliptos con un
perfume especial y muchas encinas que con sus frutos habían empedrado los
caminos.
En el
pueblo un lugareño voceaba los productos de su huerta que porteaba en unas angarillas
a lomo de su burro gris, alli nos enganchamos y cada uno cargo con algo.
Cuando buscábamos
un sitio donde comer un tipo alto con sombrero nos abordó para invitarnos a
tomar un mosto en su casa, y allá subimos detrás de la promesa de un pincho de
chorizo y una aceitunillas, pero no hubo tal, “el bombero” con su labia quería
vender su producto y solo logró vender 5 litros , así que de chorizo ná de ná, la
visita si fue interesante y las vistas del pueblo y el pantano preciosas, pero
nosotros lo que queríamos era llenar el agujero que el mosto a “secas” había
dejado en nuestros estómagos, esto lo hicimos en casa Javier con buen
solomillo, papas y panceta serrana.
De
regreso a Sevilla uno de los coches hizo una parada en Jabuguillo donde Paquita
y Juan nos acogieron como ellos saben hacerlo.
Una vez
más disfrutamos de la naturaleza y la amistad con alegría y Paz.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor