miércoles, 30 de enero de 2019

Cala a las minas de Teuler y regreso. 26-1-2019.

El sol ya descendía tiñendo de dorado el horizonte, cuando diez andakanos volvíamos satisfechos después de haber disfrutado una vez más, de caminar juntos , compartir charlas y comida, en un día luminoso y templado, esta vez por la zona de Cala.
Dejamos los coches cerca de la ermita blanca, con su espadaña y su campana, custodiada por naranjos y limoneros repletos de frutos maduros, la ermita fue el punto de partida de un sendero circular que nos llevaría hasta las minas de Teuler, que en el siglo pasado fueron explotadas por los ingleses y que hoy queda un hueco profundo de paredes rojizas y erosionadas, con una laguna verde y quieta en el fondo.
Allí llegamos por una pista ancha por la que no dejaban de pasar coches de cazadores, en los laterales del camino se sucedían las dehesas de alcornoques y encinas en las que pastaban, cerdos, vacas, corderos y cabras dispersas por los esos prados verdes donde ya despuntan las margaritas blancas.
Después de descansar y contemplar la quietud silenciosa de la mina, regresamos por un sendero más agreste que discurre paralelo al arroyo “Charco de Agua”, entre jaras, cañizos y romero, pasamos junto a un caserón blanco, que en su día fue la casa del ingeniero y junto a una finca grande de un color chillón que no sabemos a que se dedica, y así llegamos al punto donde teníamos los coches, después de un recorrido de unos 12 kms.
Después de comer en casa de Ramona, que nos instaló en una agradable terraza donde degustamos productos locales, para ayudar la digestión subimos al castillo desde donde contemplamos el núcleo del pueblo extendido en dos brazos de casas nuevas.
Al bajar nos despedimos hasta el próximo sábado, que nos reuniremos en Lebrija para la gran “Puchera”. Gracias de nuevo a la vida por tan hermoso día.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor.

jueves, 17 de enero de 2019

El Castillo de las Guardas a las Minas 11 de enero de 2019

En un amanecer rosado y frío, 14 andakanos nos reunimos en “El Juanito” para el desayuno, ya que por ser laborable no nos pudimos reunir en la universidad. Saludos y tostadas con zurrapa de la sierra, y salida para El Castillo de las Guardas, donde nos esperaba un hermosos y soleado paseo.
Dejamos los coches en la zona del Radar meteorológico y emprendimos un sendero circular entre jaras romero y tomillo recogidos ahora en su perfumado silencio. Pronto dimos vista a la mancha azul brillante del pantano del Castillo que rodeamos hasta llegar a una nave, ahora en ruinas, de los tiempos activos de la industria minera, desde allí prolongamos el camino para acercarnos al embarcadero de la reserva de animales, ahora solitario, donde pasamos un rato agradable contemplando a una piara de bonitas cabras blancas de pequeños cuernos con sus cabritillas, tomando el sol o buscando el sustento entre las patas de sus madres.
Retomamos el camino circular entre dehesas de encinas y pardos verdes donde ya han aparecido manchas de blancas margaritas. Dejamos a un lado la aldea de las Minas del Castillo escondida entre árboles y entramos por una cancela en un corredor de alambradas que atraviesa una gran finca, y cerca de la salida encontramos un hermoso y blanco animal echado, nos acercamos con mucha cautela porque de su trasero asomaba una masa blanca  y rosada e interpretamos que la vaca estaba pariendo, pero ¡sorpresa! El animal se levantó con su aspecto manso y nos mostró sus hermosos testículos repletos de semillas de terneros. Nos despedimos de él con ternura y nos fuimos hacia el “Rincón del Asador” a las afueras del pueblo donde Enrique había reservado mesa para comer, lo hicimos en un hermoso comedor que nos traía al interior el verdor de la sierra, y el calor del sol incrementado por un gran fuego de chimenea, la sobremesa se alargó, así que dejamos para otra ocasión la visita cultural que había preparado Enrique.
Con un cielo dorado en el que se recortaba la silueta azulada de la sierra regresamos a Sevilla contentos de haber compartido una vez más sol, naturaleza  y amistad.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor 

miércoles, 2 de enero de 2019

Navidad senderista 2018, La Puebla de los Infantes, 14-15 diciembre 2018


Como cada año al acercarse la Navidad los Andakanos emprenden su camino hacia Belén para un ágape amistoso. Este año ha sido el viernes 14 y sábado 15 de diciembre, marcado por la ausencia de algunos andakanos fundacionales, entre ellos el guía que confió el sendero a la benjamina del grupo Juana, que lo hizo muy bien, animada por todos.
El lugar elegido fue La Puebla de los Infantes, en la sierra norte de Sevilla y que ya conocíamos de otra ocasión, aunque en esta visita a la que nos acompañó una guía local, tuvimos una introducción histórica interesante, ya que el lugar estuvo habitado desde antes de Cristo. Visitamos algunos lugares emblemáticos como la iglesia mudéjar, el castillo árabe, las ermitas, los lavaderos, terminando con el museo etnológico y una vista panorámica del pueblo y su campiña desde un balcón terraza.
El viernes habíamos salido de Sevilla en 3 coches y después de desayunar en Lora del Río, continuamos para La Puebla por la carretera que discurre entre huertas de naranjos y que rodea el embalse de José Torán, con el santuario de la Virgen de Setefilla, que desde su atalaya bendice la fértil vega.
Dejamos los equipajes en la Posada del Infante, y salimos para el sendero que Justo nos había preparado y que nos llevaría hasta el “molino de Sofio” en las orillas del río Retortillo, atravesando primero unas tierras bien labradas, prontas para recibir semillas y fecundarlas, entre ellas algunas casillas sencillas con sus gallinas vigiladas por hermosos gallos, sus perros labradores y sus huertos familiares, luego fuimos entrando hacia las colinas de olivares con su hierba muy verde bajo los árboles, donde rebaños de ovejas con sus esquilas corrían en filas hacia algún lugar.
En el molino, nos demoramos para curiosear, hacer fotos, tomar el sol de otoño hasta que regresamos al pueblo donde Juan Manuel y Mari Trini que se habían quedado nos habían buscado un sitio para comer, del que quedamos muy satisfechos, tan satisfechos que algunos del grupo nos fuimos a buscar el camino de los almendros para hacer otro sendero, pero el que encontramos fue el de los olivos que ascendía en zigzag hasta la cima de una colina con vistas al pueblo, que se fue oscureciendo mientras bajábamos.
La cena, estuvo bien pero nos tocó al lado un grupo de jóvenes ruidosos, y pronto abandonamos el comedor, se pidió permiso para hacer la queimada en la Posada del Infante, y José francisco puso todo su empeño en que ardiera el alcohol a pesar de su resistencia, leyó los conjuros donde fueron nombrados presentes y ausentes, también cantamos villancicos, a pesar de la afonía del maestro del coro, gracias a la voz cálida de Joaquín salimos triunfantes de ello. En resumen, todo se hizo como tenía que hacerse, pero las ausencias fueron muy sentidas.
El sábado nos vimos en el desayuno y la visita guiada, después de esta, el coche de Juana volvió para Sevilla y los otros se quedaron para comer migas y algo más.
A todos, Feliz Navidad y que la luz interior guíe nuestro caminos.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor