Podrán arrancar todas las flores, pero no impedirán que
vuelvan en primavera, y con esa nueva explosión floral manifestada en esos
preciosos árboles, que le llaman “árbol de las orquídeas”, hacemos esta vez la
foto de salida los Andakanos que nos vamos una vez más a disfrutar de la sierra
de Aracena.
Punto de encuentro Linares de la Sierra, con Enrique como
andakano guía, ya que Justo y Encarnita no estarán con nosotros. A Encarnita la
recordamos mucho por lo del ojito, y por eso de las flores.
La carretera que lleva a Linares es de las más bonitas de la
sierra esta vez embellecida por las jaras en flor, que con la llovizna perdían
belleza pero ganaban en olor. El sendero que nos proponíamos hacer tiene el
sugestivo nombre de Valle escondido aunque su nombre histórico es “Valle Silos”.
La llovizna o chirimiri del norte como había predicho
Maldonado nos acompañó todo el recorrido que hicimos muy relajados, y que lejos
de molestarnos nos alegró, pues le dio un encanto especial al recorrido Los
vivos colores de los impermeables hubieran hecho pensar a Don Quijote que se
encontraba en un valle encantado donde los gnomos juguetones se paseaban a sus
anchas, y a nosotros los autores de esas fantasías nos pareció un valle
encantador con tantísimas flores de color y formas diferentes. Las copas de los
árboles de verdes brillantes y diversos, los puentecitos de piedra cubiertos de
musgos que daban paso a los arroyuelos Flamencia y Molinillo que corrían
contentos por el agua recogida, y las nubes escapándose cual humo de las cimas
de la sierra para perderse en las alturas.
Salimos del valle y nos encontramos con los tres andakanos
que nos esperaban, no en el bar “El balcón de Linares” donde otras veces, ya
que estaba cerrado por enfermedad de la dueña, sino en el bar “el Toro” donde
nos sirvieron buenas viandas en un rinconcito donde el rescoldo de una chimenea
daba un punto de intimidad al ágape, que duró más de 3 horas. Podríamos hacer
otro sendero ya sin lluvia y con los ánimos alegres, dijo alguien…, pero la
propuesta no prosperó, así que nos despedimos. Ya queda en el recuerdo el valle
encantado y la comida compartida y hasta que un nuevo encuentro nos reúna a
vivir con Paz.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor