jueves, 28 de abril de 2016

Ribera de la Molinilla Linares de la Sierra. 23-4-2016

Podrán arrancar todas las flores, pero no impedirán que vuelvan en primavera, y con esa nueva explosión floral manifestada en esos preciosos árboles, que le llaman “árbol de las orquídeas”, hacemos esta vez la foto de salida los Andakanos que nos vamos una vez más a disfrutar de la sierra de Aracena.
Punto de encuentro Linares de la Sierra, con Enrique como andakano guía, ya que Justo y Encarnita no estarán con nosotros. A Encarnita la recordamos mucho por lo del ojito, y por eso de las flores.
La carretera que lleva a Linares es de las más bonitas de la sierra esta vez embellecida por las jaras en flor, que con la llovizna perdían belleza pero ganaban en olor. El sendero que nos proponíamos hacer tiene el sugestivo nombre de Valle escondido aunque su nombre histórico es “Valle Silos”.
La llovizna o chirimiri del norte como había predicho Maldonado nos acompañó todo el recorrido que hicimos muy relajados, y que lejos de molestarnos nos alegró, pues le dio un encanto especial al recorrido Los vivos colores de los impermeables hubieran hecho pensar a Don Quijote que se encontraba en un valle encantado donde los gnomos juguetones se paseaban a sus anchas, y a nosotros los autores de esas fantasías nos pareció un valle encantador con tantísimas flores de color y formas diferentes. Las copas de los árboles de verdes brillantes y diversos, los puentecitos de piedra cubiertos de musgos que daban paso a los arroyuelos Flamencia y Molinillo que corrían contentos por el agua recogida, y las nubes escapándose cual humo de las cimas de la sierra para perderse en las alturas.
Salimos del valle y nos encontramos con los tres andakanos que nos esperaban, no en el bar “El balcón de Linares” donde otras veces, ya que estaba cerrado por enfermedad de la dueña, sino en el bar “el Toro” donde nos sirvieron buenas viandas en un rinconcito donde el rescoldo de una chimenea daba un punto de intimidad al ágape, que duró más de 3 horas. Podríamos hacer otro sendero ya sin lluvia y con los ánimos alegres, dijo alguien…, pero la propuesta no prosperó, así que nos despedimos. Ya queda en el recuerdo el valle encantado y la comida compartida y hasta que un nuevo encuentro nos reúna a vivir con Paz.
 Fdo.: Blanca
Andakana Mayor

miércoles, 13 de abril de 2016

De Benaocaz al Salto del Cabrero, 9-4-216

En la luminosa mañana del nueve de abril de 2016, cuando en Sevilla ya llovió el azahar y en el ambiente suena el repiquetear de las castañuelas, 6 andakanos nos vamos contentos al encuentro de la sierra de Grazalema. Después de desayunar en El Bosque nos fuimos hacia Benaocaz donde dejamos los coches, allí comenzamos el pedregoso camino que nos llevaría al mítico Salto del Cabrero, antes de emprender la subida el arroyo Pajaruco nos regaló la música del agua saltando y deslizándose sobre las piedras, dejando algunas pozas transparentes que invitaban al baño, poco a poco llegamos a la explanada que los piornales vestían de amarillo y alguna que otra vaca con sus terneritos al lado, nos enseñaban sus cornamentas.
Bajamos al primer mirador donde la roca nos muestra la herida que recibió hace millones de años y que nos atrae por su profunda belleza, a lo lejos los verdes valles y los azules infinitos que se perdían en un cielo sereno.
Regresamos a la llanura para emprender el camino hacia el mirador del este, cuando alguien mirando el trasero de una vaca dijo “¿porqué no dejamos el mirador para otra ocasión y nos vamos a comer un chuletón de retinto?” ante tal propuesta hubo unanimidad y comenzamos la bajada. En Benaocaz no nos dieron cabida en su comedor, así que nos fuimos a Ubrique donde encontramos comida, museo y plaza de toros por el mismo precio, comimos con vistas al pueblo encajado entre paredes rocosas que más que pueblo parecía un glaciar por su blancura.
Mimados y bien servidos compartimos la buena comida, visitamos el pequeño museo de Jesulín y nos asomamos a la plaza con bonitas vistas del pueblo. Antes de volver hacia Sevilla, visitamos una vez más las salinas romanas de Iptuci, para que María y alguno más la conocieran.
Otra vez más la vida nos regaló un hermoso día que disfrutamos consolidando la amistad que nos une, en un marco incomparable.
¡¡Hasta la próxima!!
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor