viernes, 7 de julio de 2017

Fin de curso 2017, Pirineo navarro del 12 al 18 de junio de 2017

El 12 de junio dejamos Sevilla bañada en la luz del amanecer y con promesas de días calurosos, iniciamos esta nueva aventura en la gasolinera de “Las Cuartillas” verso “Vía de la Plata”, por esa ruta milenaria nos fueron acompañando los paisajes llenos de luz de Andalucía con sus campos de girasoles, las dehesas extremeñas con sus encinas, sus sotobosques pajizos y sus nidos de cigüeñas, los yermos campos de Castilla, los viñedos riojanos, hasta llegar ya atardecido a los verdes horizontes de Euskadi y Navarra. En Vitoria recogimos a María y Joaquín con la piel tostada por su estancia en el Caribe, y completamos así el grupo de los 13 andakanos que este año acudimos a la convocatoria de fin de curso.
Todo fue cronometrado y sin sobresaltos hasta que en el último tramo el coche de Juana lo perdimos de vista, ¿fue una travesura de Damián?, eso queda en la incógnita, pero ellos se fueron a darse una vuelta por Pamplona, visitando incluso los aparcamientos del Corte inglés. Whatsapp y llamadas, cruzaron el aire para reconducirlos al redil y por fin aparecieron contentos y sanos para cenar. La cena nos fue servida por Ainhoa en el Rincón de Sario que ella regenta con sus hermanas, son también las dueñas de la casa rural Zubiat, que sería nuestro hogar durante la estancia en Jaurrieta.
El 13 de junio, estábamos despistadillos y hasta las 9 no empieza la vida en el pueblo. Ese día el sendero partía del pueblo así que fuimos ascendiendo con el sol encima, nunca hubiéramos  pensado que allí pegara tan fuerte, nos conformamos cuando desde la altura contemplamos un maravilloso paisaje con tantos tonos de verdes, los grandes picos de los pirineos de fondo con restos de neveros y cúmulos blancos paseándose sobre los bosques, la danza amorosa de las mariposas nos acompañó hasta el balcón, donde nos paramos un rato para disfrutar de las vistas. Buscamos el sendero que nos llevaría a la cumbre del monte pero hacia mucho calor y decidimos bajar y refrescarnos en el rincón de Ainhoa. 
Duchaditos y guapos nos fuimos a Roncesvalles para saludar a la Estrella del camino con su traje de plata y sus vidrieras azules, que te recibe en silencio y te transmite su paz.
Subimos al puerto de Ibañeta que estaba cubierto de niebla, lo que no impidió hacernos una foto delante de una capilla moderna que hay allí.
Terminamos el día con una cena en casa de Ainhoa.
El miércoles 14 nos vamos hacia el valle de Baztán con sus verdes ondulantes, sus caseríos blancos y sus robles centenarios plantados con poderío en una tierra custodiada por el Basajaun, después de dos horas de coche que dejamos en el pueblo de Erratzu nos fuimos a buscar las cascadas de Xorroxin, atravesamos bosques de hayas y pinos albares con la luz filtrándose en sus copas para jugar con las sombras del bosque. Llegamos a las cascadas, un pequeño paraíso dentro del gran paraíso del bosque. El agua es vida, canta, susurra, sonríe, refresca, alegra, hace soñar y cada uno pudo disfrutar de ella en un espacio/tiempo limitado pero intenso. Comimos, descansamos y volvimos al pueblo para recoger los coches y emprender camino hacia Zugarramurdi para visitar la cueva de las “Brujas”, es una gran cavidad kársticas de 120 metros de fondo por 12 de ancho, trabajo hecho por el Regato del Infierno, que fue erosionando la tierra para que las brujas tuvieran un gran teatro para celebrar sus aquelarres. Regresamos por el hermoso valle con su guardián invisible que tanto juego le ha dado a la escritora Dolores Redondo para hilar la trilogía que la llevó al éxito. Aún tuvimos tiempo para comprar en el “súper” avios para la cena en casa, recordando tiempos pasados.
El día 15, jueves, El Corpus en Sevilla estaría en las calles, y los Andakanos nos fuimos al real sitio de Olite, “La Elegida” con su palacio real que con sus pintorescas torres parece sacado de un cuento de hadas, siendo uno de los conjuntos históricos más importantes de Navarra. Tuvimos una visita guiada por sus salones, jardines, patios y estancias reales, hoy desnudas, aunque en su tiempo fue uno de los palacios más lujosos de Europa. Nos paseamos por las calles medievales, con sus casas blasonadas, nos paramos en la iglesia de San Pedro y comimos en casa de los “ucranianos” que han montado allí un restaurante donde sirven comida Navarra, ¡que  arte!
La segunda visita cultural fue Ujué considerado uno de los 10 pueblos más bonitos de España, y con razón, tiene una iglesia fortaleza encima de la colina que sostiene el pueblo derramando sus casa por la ladera hasta llegar a la plaza mayor en el punto más bajo. La arquitectura es sobria y sólida con paredes de piedra gris y algunos toques de color en sus balcones.
El tercer pueblo fue Sangüesa, paramos poco, solo visitamos la iglesia de Santa María la Real con su hermoso pórtico monumental y su calle mayor con casas nobles con escudos, que han sido transformadas en viviendas modernas, hicimos allí algunas compras para la cena y nos fuimos para Jaurrieta, la cena se prolongó con “chupito” incluido hasta la media noche.
El día 16, viernes, la Selva de Irati, es el bosque de los bosques de Navarra y este día lo dedicamos a penetrar en ese gran santuario recorriendo algunos de sus senderos. El primero fue la Cascada del Cubo en el valle de Salazar, un paisaje hermosísimo donde una cascada escalonada desciende hasta una gran poza para seguir camino hacia el valle entre las piedras calizas que el río ha moldeado a su paso. Allí estuvimos un buen rato escuchando el canto del agua. Regresamos al punto de partida “Casas de Irati” para hacer el “sendero de sentidos” que atraviesa  un bosque con varios barrancos donde hayas y pinos se disputan el cielo estirando sus copas por donde se filtra la luz, titilando entre las hojas hasta el suelo. Comimos debajo de un haya centenaria en una pradera verde sembrada de pequeñas margaritas blancas, descansamos y nos fuimos a visitar uno de los 15 pueblos esparcidos por el valle de Salazar, Ochagavía con sus casonas nobles asomadas al río y sus calles empedradas que suben hacia la iglesia de aspecto tosco, donde sus campanas tocaban tristes al despedir a uno de sus parroquianos.
Subimos a la ermita de Muskilda para contemplar desde su mirador el pico más alto del Pirineo navarro con algo más de 2.000 metros, el Ori.
Esa noche degustaríamos las famosas poleas de Loli, así que nos fuimos pronto a casa para el dulce evento, la cena fue ligera pero entrañable como en los viejos tiempos, preparada por todos bajo el ojo experto de Joaquín, nos comimos una estupenda ensalada mixta en colores y sabores y de postre la gran cazuela de poleas con todos sus avíos que nos supieron a gloria, chupito para la digestión y dulces sueños si la canela no hacia demasiados estragos en las parejas.
El sábado 17, en Navarra también apretó el calor, así que Justo eliminó el sendero a la cima del Ori, que tenía previsto, y nos marchamos de nuevo a la Selva de Irati, para hacer la senda del bosque de Zabaleta, que llega hasta el embalse de Irabia, que recorrimos solo en parte, entre los esbeltos troncos de abetos y hayas vimos el color turquesa del embalse que se tornaba esmeralda cuando los gigantescos árboles se asomaban a él. Como era sábado nos encontramos muchos caminantes, gente joven a pie y en bici, parejas con sus niños colgados de los hombros de sus padres, y otros grupos de gente más madura, todos disfrutando de esos paisajes mágicos de la Selva de Irati. De regreso a Jaurrieta tomamos café en casa de Ainhoa, después de descansar y preparar las maletas, nos fuimos a la iglesia del pueblo, el diacono nos abrió y enseñó la iglesia, haciendo de improvisado guía, de planta gótica, la iglesia tiene una Virgen románica muy bonita e interesante, y un crucifijo gótico en el altar mayor muy hermoso.
Cenamos en casa de Ainhoa, a los postres nos vendió queso del “Roncal” en cuyo valle habíamos vistos los rebaños de ovejas chorreados por las laderas de las colinas de pastos.
Y llegó el domingo 18, tuvimos que iniciar el regreso, el mismo programa que a la ida, pero a la inversa, a las 7 horas desayuno ligero para a las 7,30 partir, y los 3 vehículos emprendieron su marcha hacia el sur, en Vitoria dejamos a María, paradas varias para reponer energía personas y vehículos, y con buen rumbo llegamos a Sevilla casi a la misma hora que lo hicimos a Jaurrieta. Cada pájaro voló hacia su nido, deseándonos feliz verano.
Que la armonía, la salud y la paz estén con todos y cada uno de nosotros, y que la madre tierra con su naturaleza sabia y prometedora nos una de nuevo en el próximo curso.
Fdo.: Blanca
Andakana Mayor