Con un cielo denso cargado de calima, los vencejos volando bajo, confundiendo el atardecer con el amanecer, y hermanos cofrades expectantes ante la incertidumbre climática para celebrar la gran Semana, donde devoción y folclore se entrelazan en las calles de Sevilla, un coche con 5 andakanos salía de la ciudad , eran Mercedes, Loli, María Luisa y Miguel al volante para dirigirse a los pinares de Aznalcázar, allí desayunando tranquilos en la terraza del bar estaban Juana, Encarnita y Justo y enseguida llegaron María y Joaquín.
Los diez nos pusimos en marcha
para disfrutar de un sendero suave pero hermosísimo, pues el campo después de
las últimas lluvias era un jardín, bajo las redondas copas de los pinos crecían
grandes y diversas yerbas, ¿Y que decir de las flores? El Gran Jardinero,
adelantó la primavera y el campo estaba en flor, había desde las grandes jaras
blancas de ojos negros a las diminutas “pimpinelas escarlatas”, (que si bonito
es su nombre más lindas son ellas), los conejitos azules y morados, las
margaritas blancas y amarillas, los ojos de pintor, y tantas otras formando un
tapiz difícil de imitar. Disfrutando de tan agradable paseo y sobrados de
tiempo nos fuimos a la Dehesa de Abajo para ver como los patos dibujaban
palmeras en la laguna y las cigüeñas cruzaban el cielo acarreando sustento a sus
polluelos. Fuimos hasta el gran eucalipto de los 20 o más nidos de cigüeñas que
comparten con gusto o forzadas con otros pájaros negros que andan por allí
revoloteando.
Regresamos al Camping de la Dehesa
Nueva, donde teníamos reservada la comida a la que se unió Enrique Cortés.
Muchos comimos el perolito de la casa, un plato contundente con patatas, huevo,
jamón y pimientos. Prolongamos la sobremesa con café y charla y nos despedimos
hasta el próximo encuentro. Algunos fueron hacia el río Guadiamar y otros
volvimos a Sevilla donde por algunos barrios estaban los capirotes en la calle.
¡Feliz Semana a todos! Paz y bien.
Fdo.: Blanca
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